Nos perdemos por las laberínticas calles de Binibeca. Una deliciosa "maqueta" a tamaño real que recrea la belleza de las villas marineras de antaño
Si cierras los ojos y te piden que imagines un pueblo de pescadores, seguro que te vienen a la cabeza imágenes de un puerto, barquitos pequeños, puertas y ventanas de madera, casitas bajas y blanquitas y calles estrechas y empinadas ¿verdad? Pues exactamente esos escenarios son los que te encuentras cuando visitas Binibeca, un “poblado” creado en 1972 como centro turístico a imitación de los pueblitos de pescadores tradicionales.
Situado en la costa sureste de Menorca, a escasos 8 km de Mahón, Binibeca se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Menorca durante el periodo estival. Nosotras supimos de este singular enclave por una de las múltiples webs de turismo de la isla y nada más verlo tuvimos claro que queríamos conocerlo.
Alojamiento en Binibeca
En el poblado marinero de Binibeca hay varias opciones para alojarse, en forma de hotel o villas, absolutamente perfectas para pasar unos días apacibles y muy relajados. Una de nuestras opciones favoritas son las Villas Binibeca. Un delicioso alojamiento mimetizado con la arquitectura local con terraza privada, piscina y cocina completamente equipada. De esos lugares diseñados para dedicarse a la vida contemplativa. 😉
Cómo llegar a Binibeca
Acceder a Binibeca es muy sencillo. Desde Mahón sólo tendrás que ir hacia Sant Lluís -ayuntamiento al que pertenece Binibeca- y seguir las indicaciones de Binibèquer Vell; desde Ciutadella, deberás dirigirte imero en dirección a Mahón para tomar después el desvío de Sant Lluís y seguir las posteriores indicaciones para Binibèquer Vell.
El motivo por el que has de llegar a Binibèquer Vell es porque, es precisamente en el centro de este pueblo menorquín, donde se construyó esta maqueta a escala real del típico poblado pesquero. Una construcción que, por cierto, nunca ha dejado de estar exenta de polémica por ser considerada, por numerosas voces, como un engaño para los turistas puesto que se les hace creer que Binibeca es un auténtico pueblo pesquero antiguo…
Polémicas a parte, nuestra opinión es que si tienes la ocasión, lo visites. Merece mucho la pena. ¡Es una coquetada de pueblo! Eso sí, si decides acercarte en pleno verano, intenta ir a primera hora de la mañana o al última de la tarde, de lo contrario será muy complicado encontrar aparcamiento y te encontrarás con ordas de turistas. 😉
Deleitándonos en Binibeca
Aunque inicialmente se podría pensar que Binibeca es algo así como una especie de parque temático, para nada. De hecho, la mayoría de sus impolutas casitas están habitadas, bien por lugareños, bien por turistas que han decidido pasar unos días de relax en este maravilloso lugar. No son pocos los lugares donde se llama al silencio como muestra de respeto. 🙂
Como puedes imaginar, la mejor forma de disfrutar Binibeca es perderse por sus callejuelas empedradas. Caminar sin rumbo y donde la intuición te lleve.
Su laberinto de plazas y calles -algunas bastante empinadas- son un auténtico deleite para vista, una musa para los fotógrafos y una inagotable fuente de inspiración para la mayoría de postales y souvenirs que encontrarás en las tiendecitas de alrededor. 😉
El omnipresente color blanco de los tejados y fachadas contrasta con el intenso color marrón de las puertas, ventanas y balconadas de madera y con el verde intenso y los vivos colores de flores, árboles y arbustos. Foto por aquí, foto por allá,… Todo está tan bien colocado que apenas le dimos respiro a la cámara.
A pesar de que horas antes había caído algo así como la tormenta del siglo, los rayos de sol posteriores iluminaban Binibeca con una luz muy especial. Una luz que alcanzaba cualquier escondrijo que hubiera en su camino, por muy escondido que éste fuera.
Estuvimos casi dos horas yendo de un lado a otro, deshaciendo lo ya andado en busca de nuevos recovecos en los que seguir recreándonos para intentar disfrutar del lugar desde todos los ángulos posibles. El pueblecito de Binibeca nos había parecido un lugar con un encanto mayúsculo. Y sí, pasar por aquí unos días sería un auténtico planazo.
Tan relajadas y a gustito estábamos que decidimos brindar por el descubrimiento de este enclave tan idílico de Menorca en una de las terrazas con vistas al mar que hay en Binibequer Vell.
Un más que acertado final de tarde que puso el broche de oro a una escapada de ensueño. 😉
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