EXIT® Madrid. Pena de Muerte 1962

4 de julio de 2019. Madrid. 9:00 AM. El día sería intenso, muy intenso, y no precisamente a causa de la enésima ola de calor que haría explotar los termómetros, una vez más. Eli llevaba encerrada en el corredor de la muerte de EXIT® Madrid, el primer escape room que aterrizó en la capital, desde hacía una semana por un gravísimo malentendido y le quedaban exactamente 10 horas y 45 minutos de vida… A las 19:45 estaba prevista su “ejecución”. 🙁

{Afortunadamente, aún había esperanza. Un equipo formado por tres de las mentes más brillantes de Madrid habían estado preparándose tanto física como mentalmente y tenían un astuto e infalible plan para rescatarla y demostrar su inocencia a tiempo.

• Su fiel compañera Mar, como experta en el análisis y búsqueda de mensajes codificados en imágenes y vídeos. No se le escapa una. 😉
• Marta, editora del blog La Mochila de Mamá, como experta en resolución de conflictos. Todo un portento que debería contratar más de un@…
• Y Kate, coeditora del blog Viajamos Juntos, como experta responsable en relaciones internacionales. Habla cinco idiomas con fluidez. ¡Una crack!

Durante la última semana se habían leído todos los libros de Agatha Christie -sí, todos-, habían analizado cada palabra y movimiento descrito en El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza. Hasta se habían personado frente al mismísimo Sherlock Holmes en su domicilio de Londres en el 221b de Baker Street…

Lo que fuera necesario para deshacer este entuerto…

Día ‘d’. Hora ‘h’. Minuto ‘m’

18:45. El momento había llegado. Estábamos frente a la puerta de EXIT® Madrid, en la calle Caracas, número 15. En pleno barrio de Chamberí.

(Ding dong)

Marta: “Venimos a visitar a Eli“

Lili –game master-: “De acuerdo. Pasen. Pero les advierto que tan sólo disponen de 66 minutos. Ni un segundo más. ¿Entendido?“

Sí, 66 minutos, algo más de lo que esperábamos. Sin embargo, pronto comprenderíamos el porqué.

Tras recibir las instrucciones básicas de qué podíamos y no podíamos hacer, la vigilante del orden nos condujo hasta un oscuro y frío lugar -no se veía ni un pimiento, ni dos-. Estábamos frente a la celda que mantenía prisionera a Eli. La oíamos pero no podíamos verla.

Mar: “¿Estás bien?“

Eli: “Sí, pero sacadme de aquí YAAAAAA! Estoy maniatada y apenas puedo moverme“

El tiempo empezó a correr y nos sumergimos en nuestro objetivo con la misma rapidez que pasaban los segundos. Lo primero que debíamos hacer era sacar a Eli del corredor de la muerte pero, ¿cómo?

La situación parecía harto complicada, así que pusimos a funcionar nuestras cuatro mentes -sí, la de la reo, también- esgrimiendo todas las pistas que encontrábamos.

Kate: “¿Pero qué demonios…? Chicas, mirad, creo que ya sé por dónde empezar“

Marta: “Bien visto Kate“

Claves, candados, todo un surtido de puzzles, indicios y rastros no siempre fáciles de asociar. Las situaciones de bloqueo y tensión se sucedían hasta que, por fin, conseguimos sacar a Eli de su encierro.

Ya estábamos las cuatro juntas ¡Qué alivio! Nuestro elaborado plan entraba en su fase decisiva. Ahora el tiempo parecía más veloz -nos quedaban 39 minutos… 🙁 – y aún debíamos resolver el asesinato misterioso y librar a Eli de toda culpa.

Momento de “la verdad”

¿Una radio? ¿En qué podría ayudarnos un bidón? La situación empeoraba por momentos. Empezábamos a ponernos nerviosas, muy nerviosas. Teníamos mucha información y objetos alrededor pero nada parecía ser útil. Los cachivaches no tenían sentido.

Analizamos el escenario del asesinato a conciencia, cualquier detalle podría sernos de utilidad. ¿Qué abrirá esta llave? ¿Cuál será la clave para este candado?

Eli: “Marta, ¿algún avance?“

Mar: “¡Claro! ¡Ya lo tengo! Kate, esto nos podría servir, ¿verdad?“

Los minutos pasaban y las piezas empezaban a encajar pero aún no era suficiente. ¡¡¡Uffff!!! Nuestras seseras echaban humo y el corazón nos palpitaba cada vez con más fuerza.

Marta: “Chicas, estoy hecha un lío. Le he dado mil vueltas y algo no cuadra“

Por fortuna, contábamos con la ayuda de un topo infiltrado en EXIT® Madrid que nos echaría más de un cable…

Y ahí nos ves a las cuatro. Hombro con hombro. Codo con codo. Pie con pie. Habíamos resuelto una de las ecuaciones más endiabladamente complejas de todo este asunto. El verdadero asesino había realizado un minucioso trabajo escondiendo y encriptando las pruebas pero ¡no contaba con nuestra astucia! 🙂

Eli: “Vale, nos quedan menos de 5 minutos… ¡Podemos conseguirlo!” (respiración profunda)

Si hasta ese momento estábamos nerviosas, ahora parecía que nos fuera a dar una taquicardia…

¡Qué emoción! Ya casi veíamos el final. Estábamos cerca, muy muy cerca.

Una última combinación resuelta, un último mensaje descifrado, una pequeña puerta que se abre…

Kate: “¡Buahhhh! ¡Mirad todo esto! ¡Aquí están las pruebas!”

Marta: “Señor gobernador, tenemos las pruebas que esculpan a Eli de la pena de muerte. Ya sabemos cómo actuó el culpable. Resulta que… [información clasificada]”

¡Lo habíamos conseguido! ¡Al límite! Porqué poquito… Tan sólo nos habían sobrado ¡¡¡1 minuto y 45 segundos!!! ¡Uffff! Estábamos exultantes. ¡Qué subidón, leñe!

Habíamos tenido complicaciones -nadie dijo que fuera fácil- pero, finalmente, gracias al pensamiento lateral de Kate, la capacidad de análisis de Mar, la lógica y control de Marta, la observación del detalle de Eli y, sobre todo, el trabajo en equipo y la buena comunicación…

¡La verdad había salido a la luz!

Y, lo más importante de todo… ¡habíamos disfrutado como enanas con esta peripecia! 😉