Estar con el pueblo Sami, una de las experiencias más bonitas que hemos hecho jamás, un conjunto de sensaciones y emociones que nos hicieron pasar una tarde inolvidable
Dentro de los planes de nuestra escapadita a Kiruna, teníamos contratada una actividad con el pueblo Sami. La habíamos visto en la Web del alojamiento Camp Ripan -nuestro hogar en Kiruna- y nos había parecido perfecta. Era experiencia nocturna que aunaba la búsqueda de las ansiadas Auroras Boreales con el encuentro de la tradición y cultura del pueblo Sami, el pueblo indígena más antiguo de Europa que aún pervive en Laponia. 🙂
Tenía una duración de 4 horas y costaba 1450 SEK -unos 160€- por persona. ¿Caro? Barato, barato, no es: Pero no es algo que se haga todos los días y te podemos asegurar que la aventura nos mereció mucho la pena. 😉
Auroras Boreales y pueblo Sami
El día “d” había llegado. La actividad comenzaba a las 18:00, por lo que nos bajamos al punto de encuentro -la recepción del Camp Ripan- un ratito antes. Como no podía ser de otra forma, el que sería nuestro guía, apareció por la puerta puntual. Un personaje corpulento con generoso bigote, gorro de piel al estilo leñador y con el típico cuchillo Sami en el cinturón -pensábamos que iba caracterizado de cazador pero no, él, era así-.
¡Hora de partir!
Ilusionadas, nos subimos en su todo terreno junto con el resto de turistas del grupo. ¿El destino? Una casita de madera que estaba adentrada en el bosque, a unos 20 km al Este de Kiruna.
Allí nos proporcionaron ropa térmica adecuada para aguantar el viaje. Nosotras ya veníamos bien equipadas de casa, pero aún así nos aconsejaron ponernos más capas para aguantar los -15º que había fuera…. Así que nos pusimos un gorro forrado con pelo y orejeras, unas enormes manoplas y un mono de la talla 48 adicionales. ¡¡Parecíamos cebollas!! 🙂
Nos preguntaron si queríamos botas, pero llevábamos unas de nieve muy buenas y preferimos quedarnos con las nuestras.
Cuando todos parecíamos astronautas, salimos al exterior. Tocaba repartirse en trineos de madera con asientos de piel de reno, los cuales estaban anclados a motos de nieve que conducirían los guías.
Como bonus extra, nosotras tuvimos la tremenda suerte de ser guiadas por Nils, el nativo Sami creador de esta experiencia. De hecho, el hotel es sencillamente un intermediaro. Si lo preferís, en su Web girontravel.se podéis ver sus actividades y contactar directamente con él.
Durante el tour con las motos de nieve y los trineos paramos en un par de ocasiones en lugares estratégicos para la caza de auroras. Desde estos espacios, el cielo se veía más nítido, pudiéndose observar las constelaciones de manera mágica -creímos ver la Osa Mayor-. 🙂
Permanecimos en cada sitio alrededor de 15 minutos. Mientras, el simpático Nils nos amenizaba la espera contándonos curiosidades sobre el pueblo Sami, Kiruna y las Auroras Boreales. ¿Sabías que para el pueblo Sami, las Auroras Boreales representan las almas de las personas que han fallecido en circunstacias violentas? Nosotras tampoco ¡hasta esa noche! 😉
Lamentablemente, no vimos ninguna Aurora Boreal. Parecían estar perezosas y sin muchas ganas de hacer presencia. 🙁 Así pues, tras unos 40 minutos de ruta, llegamos hasta un poblado Sami -Rávttas-. Al llegar al poblado tuvimos la ocasión de alimentar a varios renos que estaban en un corral. Una experiencia ¡muy muy bonita! Son unos animales realmente dóciles y tranquilos. 🙂
Tras dar de cenar a los renos, Nils nos invitó a su Lavvu -así es que como se llaman estas tiendas de campaña nómadas en el lenguaje Sami-. Un acogedor refugio donde cenamos alrededor de un fuego mientras escuchábamos más anécdotas del pueblo Sami.
La verdad es que fue un rato muy agradable y además nos sirvió a todos para coger un poquito de calor, que ya por aquellas horas era más bien escaso… -La sopa del pueblo Sami con carne de alce estaba muy rica-. También hay opciones para quien no coma carne. 😉
Terminada la velada, volvimos a subir en los trineos para deshacer el trayecto, teniendo nuevamente la oportunidad de divisar auroras boreales. Aunque, para nuestro desconsuelo, seguían estando perezosas y el cielo no llegó a iluminarse.
Aún así, el conjunto de la experiencia había sido fabulosa y, si bien ver Auroras Boreales había sido nuestra motivación principal para contratar la actividad, el poder vivir en primera persona la forma de vida del pueblo Sami había sido muy muy enriquecedora y ¡con ello nos quedamos!
Vale, ya vi desde donde se pueden ver 🙂
Aunque no hayáis podido ver Auroras Boreales esto es una excusa excelente para seguir buscándolas!!! ¿Cuál será el próximo destino?, ¿Se pueden ver desde algún otro lugar?