Gracias a los portentosos César Manrique y Jesús Soto, Lanzarote es, hoy día, una obra maestra donde conviven en armonía Arte y Naturaleza
Es muy difícil imaginar cómo sería a día de hoy Lanzarote si el polifacético artista canario, César Manrique, no hubiera transmitido a sus vecinos lanzaroteños la importancia de preservar el estilo tradicional arquitectónico, si no hubiera convencido al gobierno de la isla para que suprimiera las vallas publicitarias de carreteras y paisajes y si, por supuesto, no hubiera armonizado Arte y Naturaleza de manera tan magistral.
¡Y vaya si la mostró! Un propósito cumplido en el que mucho tuvo que ver otro nombre canario, el de Jesús Soto, el maestro de la luz invisible. Hijo adoptivo de Lanzarote -nació en Fuerteventura-, Soto fue un Maestro Artístico. Un estratega de la iluminación. Un mago de la luz y del sonido, de la ambientación y del desarrollo del sentido estético de la naturaleza.
Podríamos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que, gracias a Jesús Soto, más de uno soltamos ese gran “WOW” cuando estamos frente a alguna de las creaciones que llevan su firma creativa. 😀
Al igual que Manrique, las máximas de Soto eran no dejar huella y proteger el paisaje. Juntos diseñaron y crearon la Lanzarote que conocemos hoy día.
La Lanzarote de César Manrique y Jesús Soto
César Manrique siempre fue un enamorado de su tierra, de la belleza de la gente sencilla y cercana y de los paisajes desnudos de su isla natal. Sin embargo, no fue hasta 1966 cuando este sentimiento evolucionó hasta transformarse en un deseo irrefrenable de convertir a Lanzarote “en uno de los lugares más hermosos del planeta“.
¿Qué motivó este cambio? Su estadía de dos años -de 1964 a 1966- en Nueva York. Una ciudad que le abrió muchas puertas pero a la que consideraba artificial y en la que experimentó una inmensa nostalgia lanzaroteña. Esa añoranza, junto con el incesante empeño de Jesús Soto para que regresara, llevaron a César Manrique a sustituir la palpitante ciudad de los rascacielos por la tranquila isla canaria.
Fue a partir de este instante cuando, con la ayuda de su equipo de arquitectos y con el toque de luz y creatividad de Jesús Soto, comenzó a dar vida a sus ideas, a hacer realidad obras arquitectónicas perfectamente integradas con la naturaleza isleña, a levantar esculturas con los elementos que en cada momento y lugar más le inspiraban y a poblar la geografía con sus Juguetes del Viento. En definitiva, a crear su Lanzarote. Una Lanzarote que estábamos ansiosas por descubrir y de la que queríamos conocer lo máximo posible. ¿Nos acompañas?
CACT Jameos del Agua
El CACT Jameos del Agua es la obra estético arquitectónica que mejor escenifica la inquebrantable relación entre Arte y Naturaleza que defendía César Manrique.
Es absolutamente imposible no quedarse abrumado ante el espectáculo sensorial de este espacio geológico. Y más aún, si se tiene en cuenta que, hasta su intervención, no era más que otro desplome del techo de un tubo volcánico más de los tantos por los que la lava del Volcán de la Corona corrió arrasándolo todo. Pero eso, ya es historia… 😉
Aunque habíamos cotilleado alguna que otra foto antes de entrar, ninguna de ellas hizo spoiler a la sensación de conocer este lugar en carne y hueso. Estamos seguras que a ti te ocurrirá lo mismo.
El recorrido por todas sus zonas, jameos, puede llevarte 15 minutos o más de una hora. Todo dependerá de cuánto te recrees. Nosotras estuvimos un buen rato sentadas en los escalones del Jameo Chico -punto de entrada- sin hacer otra cosa que observar cómo los cangrejos ciegos -especie endémica de la isla- avanzaban con sus patitas por las rocas y nadaban en las lagunas naturales de agua oceánica que hay en el interior del túnel volcánico.
Por cierto… Está prohibido tirar monedas. 😉 Seamos responsables.
La sensación era la de estar en un especie de cápsula. Una burbuja de basalto con sonido ambiental a la que habían “puesto bonita” con helechos, cactus, opulentos elementos de jardinería, coquetas zonas habilitadas con mesas y taburetes donde comer o tomar algo, estratégicos focos de luz y hasta con un Auditorio en el que se celebran sus mágicas Noches de Jameos. 🙂
Y como traca final, una zona descubierta con palmeras y una laguna artificial de resplandecientes aguas azules e impoluta orilla blanca. Ya ves, de repente, nos habíamos trasladado a un paraíso tropical. 😀
Sin duda alguna, un refugio del mundo en el que soñar, abstraerse, imaginar y sentir.
- Entrada general (2020): 10€, con un 20% de descuento a partir de las 15:00.
- Horario: De 10:00 a 18:30.
CACT Cueva de los Verdes
En otro tramo del túnel volcánico, se encuentra la Cueva de los Verdes. El lugar en el que Jesús Soto demostró su grandes dotes con la luz y su enorme capacidad para ambientar espacios y realzar la naturaleza.
Un recorrido guiado de algo más de media hora permite adentrarse y conocer los detalles de este tesoro geológico y vulcanológico que, allá, por el siglo XIX, tanto fascinó a expertos científicos de Europa.
Gracias a Soto, la gama de verdes, ocres y rojizos de los materiales de las rocas se reflejan en las paredes adoptando formas y paisajes llenos de color. Un espectáculo cromático ante el que nos quedamos ensimismadas más de una vez. Si no llega a estar la guía y su “continuemos“, no sabemos el tiempo que hubiéramos permanecido allí. 😛 ¡Soberbio tu trabajo Soto! ¡Gracias!
Un plus que convirtió la visita, inicialmente didáctica, en una experiencia inolvidable con sorpresa final. 😉 Y hasta aquí podemos contar. Eso sí, en breve le dedicaremos un post exclusivo.
- Entrada general (2020): 10€, con un 20% de descuento a partir de las 15:00.
- Horario: De 10:00 a 17:00.
CACT El Jardín de Cactus
¿Te gustan los cactus? A nosotras sí. ¡Nos chiflan! Creemos que son una de las especies vegetales más asombrosas del planeta; por su diversidad, singularidad, gran resistencia, objetiva belleza de muchos de sus ejemplares y por esa gracia innata que tienen para adaptarse a cualquier medio y/o clima.
Imaginamos que César Manrique procesaba este mismo sentimiento y por ello, entre otros motivos, decidió dar vida al Jardín de Cactus de Lanzarote transformando una antigua cantera –rofera en lanzaroteño- en un museo natural de flores cactáceas venidas de cinco continentes. 😮
4500 ejemplares de 450 especies distintas habitan este espacio armónico donde la alegría cromática de los rosas, verdes, naranjas y amarillos de las plantas, contrasta con la dureza y sobriedad gris de la gravilla volcánica del suelo y de las baldosas de las diferentes sendas del recorrido.
Completando la obra maestra, en lo alto de una loma, uno de los últimos molinos de millo de la isla -datado del siglo XIX- vigilándolo todo. La escena en su conjunto es de postal y casi se retrata sola. El Jardín de Cactus es de esos lugares fotogénicos en los que, si la luz natural acompaña, puedes obtener, fácilmente, fotografías para enmarcar.
¡La tranquilidad y serenidad que experimentamos fue inmensa! La composición del espacio está tan bien diseñada que nos produjo una paz y relajación instantáneas. La atmósfera nos invitaba a pasear con calma y en silencio. Sin decir palabra. Total, al fin y al cabo, la vista, el oído y el olfato eran los únicos sentidos que necesitábamos en ese momento. 😀
- Entrada general (2020): 6’50€.
- Horario: De 10:00 a 17:45.
CACT Mirador del Río
En la zona más alta del Risco de Famara se ubica el Mirador del Río, para nosotras, de los emplazamientos más mágicos de Lanzarote.
¿Por qué? Pues porque desde esta estratégica y acertada creación manriqueña se divisa El Río -la manga de océano que separa Lanzarote de La Graciosa- y La Graciosa, la octava isla canaria habitada. Su silueta se presenta al completo. Como una maqueta a gran escala a la que no le falta detalle.
Su superficie ocre, arenosa y sin asfaltar. Sus trocitos de paraíso turquesa donde darse un baño y practicar snorkel en la intimidad que otorga la aún poca afluencia turística. Sus cónicas elevaciones volcánicas. Y sus dos únicos núcleos de población; el más importante, Caleta de Sebo, capital de la isla y puerta de entrada a la misma por vía marítima; y Pedro Barba, un puñado de casas habitadas principalmente en verano. ¡Pero qué chula! 😀
Tanto nos gustó e inspiró la escena que al día siguiente nos fuimos de excursión a La Graciosa.
Sí, César Manrique sabía muy bien lo que hacía. Todo un acierto levantar justo aquí esta estructura. Un espacio que, además, tiene habilitada una cafetería, un pequeño museo y una zona acristalada que posibilita disfrutar de la panorámica cuando la lluvia y/o el viento imposibiliten hacerlo al aire libre. Fue una de las visitas que más disfrutamos.
- Entrada general (2020): 5€.
- Horario: De 10:00 a 17:45.
Restaurante El Diablo
¿César Manrique creó un restaurante? Sí, junto a su equipo, y siguiendo su máxima de crear la perfecta simbiosis entre Arte y Naturaleza, entre turismo y conservación, levantó un edificio en el Islote del Hilario, en pleno Parque Nacional de Timanfaya. ¿Su nombre? Restaurante El Diablo.
Una estructura con personalidad propia, circular, con robustas paredes de piedra gris volcánica, con la fachada principal transformada en un enorme ventanal para otear los extensos campos de lava, con elementos decorativos tan curiosos como sartenes convertidas en lámparas o tan dramáticos como el “Jardín Muerto” y con un horno en forma de pozo en el que carnes y pescados se asan con el calor del núcleo de nuestro planeta. ¡Fascinante!
Como puedes imaginar, en la adecuación de este horno natural tuvieron que echar mano de todo el ingenio técnico conocido pues, apenas a 10 metros de profundidad, la temperatura alcanza los 300 grados, elevándose hasta los 600 grados centígrados si bajamos 5 metros más.
Ya habíamos visto algo parecido en la Isla azoriana de São Miguel, en la localidad de Furnas. Allí, cocinan su famoso cocido enterrando las cacerolas en una zona de gran actividad geotérmica durante cuatro horas para que el calor del subsuelo haga el resto. Sin duda, dos ejemplos de sostenibilidad y aprovechamiento de los recursos naturales ¡admirables!
Por cierto, los precios son bastante normalitos si tenemos en cuenta la excepcionalidad del lugar. Unos 25€ por persona. Nos hubiéramos quedado a comer de no ser porque visitamos el lugar en un momento en el aún no teníamos mucho apetito. 😉
Por cierto, un dato que nos gustó mucho conocer es que, la carretera que recorre el CACT Montañas del Fuego en la conocida como Ruta de los Volcanes de Timanfaya, fue pensada y diseñada por Jesús Soto quien, en la ejecución final del proyecto, contó con la ayuda de César Manrique.
CACT Casa del Campesino y Monumento a la Fecundidad
César Manrique quiso rendir su particular homenaje a los campesinos lanzaroteños, al enorme esfuerzo que todos llevaron a cabo para levantar la isla. La creación del Centro de Arte, Cultura y Turismo Casa del Campesino fue la manera que eligió el artista para decirles ¡GRACIAS!
Aperos de labranza, barriles antiguos, la típica e impoluta fachada blanca con marcos de puertas y ventanas pintados de un verde brillante, la piedra de un molino, lagares, chimeneas,… En definitiva, un espacio cuidado que representa la Agricultura, Artesanía, Agricultura y Gastronomía tradicionales con una fuerte componente simbólica en el que nada está colocado al azar.
La Casa-Museo del Campesino es de libre acceso y está situada estratégicamente en el centro de Lanzarote, en un cruce desde el que parten las carreteras que acceden a cualquier punto de la isla.
Este homenaje se completa con el Monumento a la Fecundidad -o Monumento al Campesino-, una escultura construida mediante el ensamblado de varios tanques de agua de veleros. Vista en la distancia, el conjunto escultórico se asemeja a un velero. O por lo menos, a nosotras nos lo pareció. Aunque bueno, Eli también dijo que bien podría ser un arlequín haciendo equilibrio… ¿Dónde se ubica? Justo en la rotonda que bifurca los distintos caminos, sobre La Peña de Tajaste, un montículo de piedras que, curiosamente, se salvó de los diferentes episodios volcánicos sucedidos en la isla.
La verdad es que nos resultó curiosa, bastante más que otras que habíamos visto. ¿Por qué tanques de agua? ¿Por qué encajados de esa forma? ¡Cómo saberlo! Puede que ese, sencillamente, fuera uno de los objetivos con los que se diseñó. Conseguir que al estar frente a sus inmaculados 15 metros de altura, surgieran varios “porqués”. 😉
Juguete del Viento ‘Veleta’
César Manrique “sembró” la geografía lanzaroteña con sus “Juguetes del Viento”. Y ¿qué son exactamente estos juguetes? Pues unas originales estructuras de hierro sólidas con formas geométricas móviles que danzan con el viento. Manrique les dio vida para llenar el vacío que había dejado la casi extinción de los antiguos molinos de viento de la isla. Te toparás con varios de estos curiosos juguetes en distintos puntos de la isla como el aeropuerto, la propia Fundación César Manrique, Tahíche o el Jardín de Cactus.
Uno de sus más famosos luce su llamativo color rojo en la localidad de Arrieta, en el epicentro de una rotonda. Se trata de “Veleta“, una construcción de 1992 con un claro cometido, conocer la dirección del viento -como deja claro su nombre-. Casi nueve metros de pesada estructura de acero cortén que se vuelve ágil como una pluma con el azote del viento. Sobre todo cuando le da por soplar con ganas… 😛
Como curiosidad, muchos de estos juguetes del viento vieron la luz tras la muerte del artista gracias a que el cabildo de Lanzarote los hizo realidad siguiendo los bocetos que Manrique tenía en su casa.
Y además…
A esta generosa lista de obras y lugares con el sello de César Manrique y Jesús Soto, hay que sumar otros dos CACT de Lanzarote más que no nos dio tiempo de visitar. Nos estamos refiriendo, por un lado, a la Casa Amarilla, nombre con el que los lanzaroteños hacen referencia al antiguo cabildo de la isla. Un edificio que conserva intacta su fachada original de los años 20 del siglo pasado en el que se investiga, estudia y difunde el valor patrimonial de Lanzarote así como su socioeconomía y su etnografía. La entrada general tiene un coste de 3€ (precio de 2020).
Y, por otro lado, al Museo Internacional de Arte Contemporáneo -MIAC- Castillo de San José, una antigua fortaleza militar habilitada para, en palabras del centro, “promover, reunir y exponer las obras más significativas de la creación artística moderna” que cuenta con su propia cafetería, restaurante y zona de cocktails. La entrada general tiene un coste de 4€ (precio de 2020).
Hola, buen día.
Jesús Soto es venezolano.
Jesús Rafael Soto (Ciudad Bolívar, 5 de junio de 1923 – París, 14 de enero de 2005)[1][2] fue un artista venezolano y uno de los máximos exponentes del arte cinético. Es junto a Carlos Cruz Diez y Alejandro Otero uno de los grandes representantes del cinetismo en Venezuela.
Hola Renny,
Antes de nada, muchas gracias por leernos. Sí, efectivamente, conocemos a Jesús Rafael Soto y su importante obra, pero, en este artículo, nos referimos a Jesús del Carmen Soto Morales, un artista que nació en 1928 en la isla canaria de Fuerteventura; aunque coloquialmente sea conocido como Jesús Soto y de ahí haya podido venir la confusión. De cualquier forma, dos grandes artistas, sin duda alguna.
Un abrazo viajero!
Eli y Mar