Cinco kilómetros de enclaves estratégicos y rincones de gran belleza que convierten al Puerto de Mahón en la joyita del Mediterráneo
Desde el inicio de la navegación marítima, el Puerto de Mahón ha sido la envidia de numerosos pueblos y civilizaciones. Sus cinco kilómetros de longitud le han llevado a ser el mayor puerto natural del Mediterráneo y nada menos que el segundo de Europa.
El pueblo fenicio ya se rindió ante las increibles ventajas marítimas que ofrecía este enclave, posteriormente serían los cartagineses los que establecerían en él un importante asentamiento militar al que denominaron Magon. Años más tarde, el pueblo británico quiso aprovechar la importante ubicación estratégica y su inmejorable ubicación, en mitad del Mediterráneo occidental, para menoscabar la hegemonía que ejercía Francia en estas aguas, hecho que tuvo como resultado el dominio inglés de la Isla de Menorca entre los siglos XVII y XVIII.
Finalmente, y tras varios episodios de vaivenes de poder francés e inglés, Menorca fue entregada definitivamente al pueblo español en el año 1802, aunque todavía, durante los primeros años del S. XIX, el Puerto de Mahón sería objeto de deseo de paises vecinos. 😉
Hoy día, el Puerto de Mahón es escala de numerosos cruceros y sin duda alguna, el mayor foco turístico de toda la Isla. Los seis kilómetros de paseo marítimo, repletos de terrazas, restaurantes y cafés, lo convierten en la mayor zona de fiesta y ocio de la bonita Menorca.
Quizás sean estas divertidas noches de verano, los románticos paseos nocturnos por las callejuelas de la ciudad de Mahón o los privilegiados rincones naturales; quizás tenga algo que ver su agradecida y afamada gastronomía o su importante legado histórico … Quizás, una mezcla de todo … Lo cierto es que, año tras año, miles de turistas eligen a la coqueta Mahón como lugar ideal para pasar unos días de vacaciones, unos días de relax, deleite y mágicas puestas de sol. 😉
¿Descubrimos juntos los lugares que hacen tan especial al Puerto de Mahón?
Fortaleza Isabel II de La Mola
Tan impresionante como desconocida. De inigualable belleza arquitectónica, la península de La Mola es uno de los mayores atractivos del Puerto de Mahón. Situada en el punto geográfico más oriental de todo el territorio español, los muros de esta fortaleza mediterránea han tenido el privilegio de defender a Menorca de invasiones enemigas, covirtiéndose así en uno de los enclaves defensivos de mayor valor estratégico.
El excepcional entorno natural que la rodea ha favorecido su inclusión como Zona Especial de Protección de Aves – ZEPA – y su declaración como Lugar de Interés Comunitario – LIC -. Y es que, si algo caracteriza a la fortaleza de La Mola, son sus impresionantes vistas de todo el Puerto de Mahón desde donde contemplar la migración de aves y sus bellos y románticos ocasos al caer el sol.
En ella podéis realizar las clásicas visitas guiadas, paseos a caballo para los más aventureros o las divertidas Rutas Buggie con las que recorrereis cada rincón de la fortaleza a bordo de todo terrenos eléctricos 😉 . Toda una oferta de ocio que se suma a una variada selección de exposiciones, conciertos, eventos deportivos y espectáculos con los que pasar un rato de lo más entretenido. 🙂
Islote del Rey
En lo que podríamos llamar el gran lago salado de Mahón se localizan cuatro islotes: Lazareto de Mahón – el mayor de todos -, Islote del Rey – en honor al Rey Alfonso III – y las islas de Pinto y de la Cuarentena, de uso militar.
Aunque cada uno de ellas goza de un particular encanto, la más famosa y de mayor valor histórico es el Islote del Rey.
Esta isla de 44.000m2 y forma triangular fue el punto donde desembarcó el Rey Alfonso III cuando se disponía a liberar a Menorca de manos musulmanas y lugar donde se encuentra el Hospital Naval de 1711, una visita gratuita muy recomendada en la que no dejarán de sorprenderte los utensilios y aparataje con los que contaban los médicos de aquellos años para sanar a los heridos de las batallas 🙁 . Menos mal que la ciencia y la medicina han evolucionado mucho …
La isla está abierta al público para su visita guiada todos los domingos. Los famosos Yellow Catamarans realizan salidas desde el Puerto de Mahón, normalmente a las 8:45, aunque puede sufrir cambios según temporada.
Castillo de San Felipe
Aunque la mayoría de la gente no lo considera de interés, por estar totalmente derruido – Carlos III lo mandó destruir en 1782 -, lo cierto es que el Castillo de San Felipe guarda bajo tierra un verdadero tesoro en forma laberinto. Sus complejas galerías distribuidas en diferentes niveles fueron construidas durante tres siglos con el esfuerzo humano del pueblo español e inglés en los agitados episodios de dominación.
Fue el ataque del famoso pirata Barbarroja lo que promovió su construcción inicial. Años más tarde, cuando los británicos ampliaron su construcción dándole una forma exterior de estrella de ocho puntas, se convirtió en todo un ejemplo de defensa militar .
¿Os imagináis como debieron ser los días para los más de tres mil ingleses que estuvieron aquí refugiados durante la conquista española de 1782? Cada vez que llega a mi conocimiento alguna de estas historias doy gracias por vivir en el S. XXI …
El recinto está muy bien comunicado, se puede acceder en coche, autobús o dando un paseito de 1 km desde Es Castell, pueblecito de pescadores muy cerquita a Mahón. Existen distintos horarios y tarifas para las visitas diurnas y nocturnas según la época del año en la que se quiera conocer, por lo que antes de ir, recomendamos que os informéis bien para poder reservar vuestra escapadita por el subsuelo.
Es Castell
La Menorca más británica. Si hay un sitio en toda Menorca donde se puede apreciar la importancia de la dominación inglesa, éste es Es Castell. Este pequeño municipio, apenas a 3 km de la ciudad de Mahón, es el pueblecito más oriental de todo el territorio español, y por ende, el primer lugar de España por el que el sol hace su aparición cada mañana. ¿Os imagináis lo mágico que debe ser contemplar un amanecer desde el mar en este lugar 🙂 ?
Imprenscindible visitar el Museo Militar – 3 € la entrada normal -. Edificio de un intenso color rojo inglés que encontraremos en la Plaza de la Explanada, frente al Ayuntamiento, y en el que podremos conocer todos los detalles de los diferentes episodios de la historia menorquina. Las entradas para visitar el Castillo de San Felipe se pueden adquirir en este museo. 😉
Y por la noche … Cales Fonts. Las callecitas de este encantador pueblo desembocan en la zona de ocio conocida como Cales Fonts, un antiguo muelle de pescadores que hoy día ofrece una zona plagada de restaurantes, bares, pubs y tiendecitas de artesanía donde disfrutar hasta bien entrada la madrugada.
Cala de Sant Esteve
Traducida al castellano como Cala de San Esteban, este paradisiaco rincón pertenece al pueblecito marinero de Es Castell. Con un puerto de pequeñas dimensiones y un entorno natural envidiable, la Cala de Sant Esteve es el lugar idóneo para darse un bañito en los calurosos días de verano. Cuando el clima no hace de las suyas, resulta verdaderamente un lujo darse un chapuzón en este lago de aguas turquesas. 🙂
Las casitas que se dejan ver a sus lados suelen ser residencias veraniegas de la población autóctona de Es Castell y Mahón, se nota lo bien que se vive por esta zona del planeta … 😉
Como ya os podéis imaginar, este accidente geográfico también tuvo su protagonismo estratégico en el pasado de Menorca. Muestra de ello son las dos construcciones que han llegado hasta nuestros días: La Torre d’en Penjant y el Fort Malborough.
Otro de los grandes atractivos de la Cala de San Esteve es ser el punto de partida de algunas de las rutas más bonitas del Camí de Cavalls, como la ruta a Cala Rafalet o la ruta a Punta Prima.
Fort Malborough
El Fort de Malborough fue construido por los ingleses entre los años 1710 y 1726 y debe su nombre al duque Malborough, ilustre general de aquellos tiempos.
Esta estratégica construcción militar fue excavada en su mayor parte en la roca y en el subsuelo, lo que le ha conferido una peculiar forma a sus galerías, las cuales tuvieron que adaptarse a la naturaleza del terreno. Aunque perteneció al pueblo inglés y francés durante gran parte de su existencia, afortunadamente y gracias a la firma de la Paz de Amies, finalmente fue de dominio español. Hoy día se encuentra tutelado por el Consell Insular de Menorca, quien lo han convertido en un museo.
Durante la visita al fuerte – 3 € la entrada normal -, nos encontramos unas salas y galerías cuidadosamente ambientadas con el fin de recrear personajes y escenas del S. XVIII; resulta verdaderamente curioso escuchar los sonidos que surgen de las paredes … consiguen que tu imaginación vuele! 🙂