Su icónico faro, sus pinchos con sabor a mar, su precioso puerto, sus laberínticas callejuelas... ¿Nos acompañas al fin del mundo gallego?
Nuestro segundo destino en las vacaciones gallegas era Finisterre o, mejor dicho, Fisterra, que es el topónimo oficial de este bonito pueblo gallego. Nos hacía ilusión disfrutar del enclave que rodea el fin del mundo gallego… 😉
Alojamiento en Finisterre
Nosotras pasamos casi una semanita. Queríamos sentirnos como dos gallegas más, así que en lugar de un hotel, alquilamos un apartamento muy céntrico -en la Rúa Carrumeiro- y cerquita del puerto. Si no recordamos mal, se llamaban Apartamentos Carrumeiro. La dueña, Elisa, es muy maja y, además de estos, lleva unos muy parecidos en características y precio, los Apartamentos San Guillermo.
Qué ver y hacer en Finisterre
El Faro del fin del mundo
Iniciábamos nuestro primer día en Fisterra y, como no podía ser de otra forma, nuestra primera visita fue el famoso Faro de Finisterre, la más importante guía para los marineros que llegan a la escarpada costa gallega. Verle tan de cerca nos imponía respeto, no todos los días se está ante el faro de primer orden más importante de toda Europa. 🙂
Como cabría esperar, este faro está incluido en la ruta de los faros de la Costa da Morte, un peculiar recorrido por la costa gallega con unas fascinantes vistas del Atlántico. La ruta cubre los faros comprendidos entre Finisterre y Malpica y es verdaderamente recomendable; nosotras le dedicamos un día entero y aprendimos bastantes curiosidades de este pedacito de costa gallega.
Aunque nosotras subimos al faro de Finisterre en coche, también es posible hacer el recorrido a pie. De hecho, todo el camino es un hervidero de peregrinos que están a puntito de completar la ruta Jacobea Santiago de Compostela – Fisterra. 😉
Una vez allí empezamos a admirar la inmensidad del Océano Atlántico mientras contemplábamos el vaivén de gente.
Unos haciéndose fotos para rememorar ese momento, otros bajando hasta el final de las rocas para acercarse lo más posible a las bravas aguas, algunos dejando piedras y conchas con sus mensajes para la memoria y otros, simplemente, tomando fuerzas sabiendo que han conseguido su objetivo, llegar al fin del mundo.
La panorámica era brutal, transmitía paz y un profundo respeto a partes iguales; no recuerdo el tiempo que permanecimos en el punto más occidental de toda Europa, pero sí permanece en mi memoria la sensación de plenitud que experimenté en ese lugar. 🙂
El Puerto
Después de la reflexión tocaba deshacer el camino para bajar nuevamente al coqueto pueblo pesquero para dar un paseito por su puerto.
Además de una hilera de bares y restaurantes, el puerto es el lugar elegido para albergar el mercadillo de Fisterra, concretamente los viernes. ¿Adivináis qué día era? Exacto, viernes!! Así que, como buenas lugareñas, dimos una completa vuelta de reconocimiento para ver todos los puestecitos. Como suele ser habitual, había de todo, desde ropa hasta quesos y fruta; no pudimos resistirnos e hicimos acopio de víveres para el fin de semana. 😉
Mercado de abastos
Tras el paseito, fuimos a ver el mercado local, con un pescado recién traído de la lonja y que sólo con verlo daban ganas de cocinarlo y comerlo de mil y una forma. Uno de los pescaderos nos apremiaba para que adquiriéramos alguna de sus flagantes piezas, pero no tocaba… Aunque por falta de ganas no era, jejeje.
De ruta gastronómica
Ya era casi la 1 del medio día y pensamos que era el momento justo para hacer el pincho. En la costa gallega es muy tradicional ir de cañas y vinos entre las 12 y las 2 aproximadamente. En esa franja horaria, los restaurantes, bares y tabernas siempre te acompañan tu consumición con un sabroso pincho.
Nosotras estuvimos por 3 locales: En la céntrica marisquería Os Tres Golpes; en el bohemio bar La Galería, con vistas al mar; y en el restaurante a pie de puerto Lorca Calafigueira. Los 3 con unos pinchos y unos albariños de vicio 🙂
Tras la ruta gastronómica nos apetecía perdernos por sus callejuelas y dejarnos llevar por la intuición.
Un paseo por sus calles
Empezamos a recorrer las callejuelas de Fisterra para conocerlo un poquito más. A nuestro paso se nos presentaban estrechos callejones que comunicaban otras vías principales, pendientes más o menos pronunciadas y calles de lo más variopintas con fachadas multicolor o aisladas viviendas abandonadas. Todo un conjunto de paisajes que nos permitió ver el enorme encanto de este pueblo marinero.
Iglesia Santa María Das Areas
Finisterre tiene distintas construcciones de gran riqueza histórica y que se encuentran en muy buen estado de conservación, como la Iglesia Parroquial de Santa María Das Areas, del siglo XII, que se encuentra en la carretera del acceso al faro.
Capilla Nosa Señora del Bo Suceso
Otro de los importantes edificios históricos es la Capilla de Nosa Señora del Bo Suceso, del siglo XVIII, situada en la céntrica plaza de Ara Solis, está resguardaita entre sus callejuelas.
Castillo de San Carlos
El Castillo de San Carlos, construido en el siglo XVIII para defenderse de ataques enemigos es otro de los grandes símbolos del pueblo situado en el fin del mundo. A día de hoy, este edificio alberga el Museo del Mar.
Un crucerito por el Atlántico
Con las 8 de la tarde marcando el reloj nos dirigimos al puerto. El día anterior habíamos reservado un crucero con la compañía Cruceros Fisterra para recorrer la costa y contemplar la puesta del sol desde el Océano. La compañía tiene varios horarios para las rutas, todas cuestan 12 € por persona y duran 1:15 horas salvo la que elegimos nosotras, que costaba 15 € y duraba cerca de 2 horas -el recorrido era mayor e incluía la llegada del ocaso-.
Con puntualidad inglesa, partimos del puerto con nuestro barco María Elena. Durante toda la travesía, una guía nos iba comentando los puntos por donde íbamos pasando, anécdotas de esos lugares y diversas historias y leyendas que se habían conformado sobre los mismos.
Aproximadamente a mitad de camino, los chicos del barco nos ofrecieron un vinito y un poquito de rica empanada gallega que hizo todavía más idílico el trayecto. Se podía repetir incluso… 😉
Y por fin llegó la hora clave, las 9:27, minuto exacto en el que, ese día, el sol se ponía por el horizonte. El capitán del barco se paró y fuimos todos a proa para observar la maravillosa escena… Un resplandeciente sol pasaba de un color amarillo intenso a blanco brillante, tiñiendo las poquitas nubes de alrededor de diferentes tonos anaranjados y rojizos, parecía que salía fuego de las aguas.
Precioso, de verdad, jamás habíamos visto puesta de sol más mágica que la contemplada ese día desde debajo del faro de Fisterra.
Una cenita en Casa Velay como broche de oro
Una vez finalizado el crucero, y para poner un final perfecto al completo día, nos fuimos a cenar al restaurante Casa Velay, un restaurante con vistas al mar donde se pueden degustar los mejores productos de la zona cocinados magistralmente.
¡¡Te lo recomendamos!! La relación calidad precio es muy buena y además suelen poner raciones generosas, vamos, que no te quedas con hambre. Nuestros platos (pastel de cabracho, las almejas a la marinera y la caldereta de merluza) estaban realmente exquisitos y por la cara de la gente y lo vacíos que dejaban los platos, creo que el resto de comensales opinaba igual. Se nota que los productos son ¡frescos, frescos!
¡Ah! También son muy famosos sus arroces con bogavante. 😉
Fisterra no es “como llamamos los gallegos a Finisterre”. Es el to´pónimo oficial y correcto de la villa, del municipio y de la comarca. Finisterre no existe en la toponimia.
Un saludo de una gallega
Hola Sandra!
Muchísimas gracias por tu corrección. Ya hemos modificado el texto. 🙂
Un abrazote viajero!
Eli y Mar
Hola Eli y Mar!, gracias por la hermosa descripción de Finisterre, habeis formado parte del pueblo como sí de aquí fuerais, solo deciros que la casa Carrumeiro sigue existiendo, al igual que los apartamentos San Guillermo que sigo llevando con todo cariño y humildad como se merecen. Un saludo. Elisa( espero volver a veros)
Hola Elisa,
¡Qué gusto saber de ti! Qué guay que la casa en la que estuvimos siga aún y no sabíamos que los San Guillermo también los gestionabas tu 😀 ¡Toma ya! Nos alegramos mucho que todo siga bien.
¿La casa Carrumeiro la tienes en Booking? Así la enlazamos también en el post.
La verdad es que le guardamos mucho mucho cariño a Finisterre, ójala volvamos pronto; por supuesto, te avisaríamos!
Un abrazote,
Eli y Mar,
En Qué hacer en Finisterre, hecho en falta la posibilidad de salir a bucear con “Buceo Finisterre” y visitar unos parajes de una belleza impresionante en los fondos marinos de esta costa y ría, una de las de mayor biodiversidad de Europa y los impresionantes barcos hundidos, entres los que cabe destar los de la flota de Martín de Padilla de 1596. Además se pueden practicar los deportes de vela y piragüismo con el Club Náutico de Fisterra.
Buenos días José,
Sí, es posible que falte pero no está incluido porque no hicimos esa actividad. Las publicaciones que hacemos en el blog suelen ser basadas en nuestras propias experiencias, y esta actividad no la hicimos.
Si formas parte de la empresa “Buceo Finisterre” siempre puedes plantearnos que probemos la experiencia y hablamos de ella en el blog. ¿Qué te parece?
De todas formas, muchas gracias por hacernos eco de esta posibilidad, la verdad es que suena genial!! 🙂
Un abrazo,
Eli