Bienvenido a Copenhague, una ciudad para ser vivida, sentida y experimentada. Una ciudad abierta y acogedora. ¿Preparado para descubrirla?
La ciudad de Copenhague ya nos había cucado el ojo en más de una ocasión, aunque no fue hasta este pasado verano cuando decidimos dejar de hacernos las suecas y devolverle la mirada. ¿Resultado? ¡¡Caímos rendidas a sus pies!! 🙂
Y es que no es para menos… La capital danesa es una de las ciudades más bonitas de Europa. Llena de color, rebosante de artistas, moderna y con estilo, Copenhague es una ciudad que hace suyo el arte de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. Hygge lo llaman. Un estilo de vida relajado que se percibe a cada paso que das y cuyo máximo exponente lo encuentras en una sencilla y cálida conversación entre amigos en un café.
¡Saca tu mejor sonrisa! ¡Bienvenido a Copenhague! 🙂
¡Qué ver en Copenhague! ¡Y qué hacer!
Nuestros sí o sí
Si bien para esta escapadita no habíamos orquestado ningún plan, sí teníamos claro qué lugares e iconos eran de obligada visita. 🙂
Puerto de Nyhavn
Fue nuestra primera parada. Estábamos ansiosas por regalarle a nuestra retina la postal más internacional de Copenhague: Las alegres fachadas de colores asomadas al Canal de Nyhavn. 🙂
El día estaba lluvioso, pero no nos importó, Nyhavn brillaba con luz propia!!
Antaño, Nyhavn constituyó la principal puerta de entrada de mercancía para Copenhague. Hoy día, todo ha cambiado. Los antiguos y trabajados barcos de madera permanecen amarrados de manera permanente en lo que viene a ser una especie de museo al aire libre que recuerda la importancia histórica y la fuerte vinculación marítima de la capital danesa; y la decadencia y mala reputación de años atrás se ha transformado en una esplendorosa y animada zona de ocio nocturna.
Sin lugar a dudas, un pintoresco lugar con tintes románticos que hay que visitar sí o sí. Además, fue el lugar donde, durante varios años, vivió el conocido escritor de cuentos Hans Christian Andersen. 😉
¿El plan perfecto? Dar un tranquilo paseo cuando cae la tarde y sentarte a tomar algo en alguna de sus terrazas climatizadas.
La Sirenita
Nos hacía mucha ilusión saludar en primera persona a la icónica estatua de Edvard Eriksen. Subida en su pequeña roca reposada a orillas del mar, La Sirenita es el foco de atención de todo turista que visita Copenhague. Cierto es que tuvimos que esperar un pelín a que nos tocara el turno, pero conseguimos tener nuestro momento de intimidad a su vera. 🙂
Unos instantes en los que pudimos apreciar su semblante dulce y sereno que tan bien refleja la filosofía hygge de aquí. 😉
Y ya que estábamos por la zona, dimos un tranquilo paseo por los alrededores del Kastellet, un enclave de gran relevancia histórica que cuenta con un amplio parque público y unas dependencias privadas y de uso militar.
Calle Strøget
Tiendecitas de souvenirs, restaurantes, cafés, escaparates con la última moda, grandes almacenes, más cafés,… Así se presenta la calle peatonal más larga de Europa, la calle Strøget, una de las principales arterias de Copenhague.
Strøget conecta la epicéntrica Kongen Nytorv con la Plaza del Ayuntamiento, y es perfecta para comprar ese regalito que falta, renovar el armario o, sencillamente, disfrutar de una buena charleta en alguna de sus terrazas al son de las melodías improvisadas de los músicos callejeros.
Y es que, en Strøget, se respira la esencia de la ciudad, ese no se qué que la hace tan especial y que a todo el mundo conquista. 😉
Como curiosidad, justo en esta calle se localiza el Museo de los Premios Guinness. Nosotras no llegamos a entrar porque teníamos otros planes pero tiene que ser muy curioso de visitar. 🙂 Además, en las calles perpendiculares se encuentran edificios históricos y pintorescos, como es el caso de la Torre Redonda, uno de los mejores miradores de la ciudad -3,30 € aproximadamente-. Hubiéramos subido, pero estaba nublado y no íbamos a apreciar casi nada…
Jardines del Tivoli
Todas, absolutamente todas las personas que sabían que íbamos a Copenhague, nos recomendaron visitar el Parque de Atracciones Tivoli, o mejor dicho, los Jardines del Tivoli. 🙂 Nunca antes habíamos encontrado tanta unanimidad en un destino… Ahora, tras conocerlo, entendemos el porqué.
¡¡Sencillamente espectacular!! El más bonito que habíamos visto nunca. De entrada ya nos sorprendió la grandiosidad de su puerta principal, y una vez dentro, nos quedamos con la boca abierta al ver el cuidado y mimo con el que estaba diseñado todo. ¡Creatividad y buen gusto a raudales! 🙂
La entrada no es barata, unos 15€, pero merece la pena porque da para pasar el día entero.
El Tívoli es uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo -1843- y además de tener unas vistosas atracciones, este gigante del ocio cuenta con amplios espacios para eventos, decenas de coquetos restaurantes y, por supuesto, unos espléndidos jardines con lago incluido.
Era como estar dentro de un cuento… Pasamos casi cuatro horas paseando de un lado a otro totalmente contagiadas por la alegría y el buen rollo del lugar. Estábamos tan bien, que hasta nos quedamos a picar algo por allí. 😉
Por supuesto, también tuvimos tiempo de hacer el cafre frente a sus espejos mágicos… 🙂
Pasea sin rumbo
En una ciudad como Copenhague no debe faltar un paseito sosegado y sin rumbo por toda la zona del centro. Un recorrido que puedes optar por hacerlo en bici para sentirte como un danés más -las hay por todos lados-. 🙂
Nosotras nos dejamos llevar por la intuición y descubrimos lugares tan cucos como la calle Magstræde :)
Y bueno, si en ese dejarse llevar se pone a llover como si no hubiera un mañana, siempre puedes resguardarte y disfrutar de un plan alternativo… 😉
Experiencias
Fábrica de Carlsberg
¿Qué sucede cuando dos amantes de la cerveza visitan la ciudad que dió a luz la archiconocida y buenísima Carlsberg? ¡Exacto! Que nos fuimos derechitas a conocer ¡el origen del imperio de J.C. Jacobsen! 🙂
Nos lo pasamos pipa. Visitamos la mega colección de botellas que ha tenido la marca a lo largo de su historia en los diferentes países, unos ponys nos llevaron de paseo por los edificios más icónicos de The Carlsberg City de los últimos 100 años -el trayecto dura 15 minutos y sólo se realiza entre las 12:30 y las 14:30 horas-, conocimos a fondo su exponencial crecimiento y evolución -en 2008, el grupo Carlberg tuvo una producción de 35.000.000.000 botellas-,…
… y, por supuesto, hicimos degustación de dos cervecitas que venían de regalo con la entrada -alrededor de 13,50 €-. 🙂
Nos llamó mucho la atención ver la hesvástica por todos lados. Al parecer, antes de que los nazis se apropiaran de ella, la marca Ny Carlsberg ya la utilizaba como símbolo… Obviamente, la marca de cerveza, dejó de utilizarlo a partir de los años 30…
Sinceramente, la visita a la Fábrica de cerveza Carlsberg nos pareció muy interesante, ¡fue una verdadera Exbeerience! 😉
Tour por los canales
Una turistada como pocas, pero ¿cómo no hacerlo? 🙂
Gran parte de la vida de Copenhague gira en torno a sus canales, por lo que la idea de contemplarla desde el agua mientras nos contaban sus secretitos, nos atraía mucho. Así pues, nos decidimos a realizar uno de los tours de la operadora Stromma -la misma compañía que nos llevó por el Archipiélago de Estocolmo-. 😉
El tour elegido fue The Grand Tour -unos 10,50€-, el cual sale, bien desde el mismo Nyhavn, bien desde el muelle de Gammel Strand. Una hora de duración atravesando los numerosos puentes de la ciudad -algunos son tan bajitos que tuvimos que agachar la cabeza.. – y descubriendo los principales encantos y zonas de interés de la capital danesa: El moderno edificio de la Ópera que sobresale en el mar, La Sirenita y su clásico tropel de fans, la abarrotada terraza del Papirøen, la esbelta y elegante Iglesia de Nuestro Salvador y los barquitos de la exclusiva zona de canales del barrio de Christiania. 🙂
Un tour fabuloso del que pudimos disfrutar al máximo porque el cielo tuvo a bien darnos un respiro y ponerse el traje de solazo. 🙂
Aquí tienes toda la info del tour. 😉
Hora de comer!
Street Food
La fama de Copenhague como ciudad prohibitiva para comer de restaurantes es certera al 100%. Sí, Copenhague es una ciudad cara a nivel culinario y de ahí que la conocida como Street Food sea una de sus señas de identidad.
Las calles más populares y turísticas están salpicadas por decenas de puestecitos de perritos calientes de bajo presupuesto y gran sabor. Eli se pidió uno de los más completos que había y no llegó a 4€ -estuvo alimentada toda la tarde.. – . También los hay más sencillitos y económicos. 😉
Y en esto del arte del Street Food, el prota indiscutible es Papirøen. Una nave reconvertida en mercado de comida con multitud de puestos donde calmar el apetito.
Los precios son mucho más económicos que en un restaurante, pero tampoco la regalan, es difícil encontrar un plato más elaborado que un sandwich por menos de 10€…
Eso sí, el gran atractivo de Papirøen es su terraza. Una extensa zona al aire libre situada a orillas del canal, con una marabunta de mesas y sillas separadas por escasos centímetros y donde, sobre todo en días de sol, no cabe ni un alfiler. 🙂
Tradicionales Smørrebrød
La Street Food está muy bien para salir del paso, pero… Estando en Copenhague, ¿Habrá que probar sus clásicos Smørrebrød, no? Pues sí.
El Smørrebrød es la clásica rebanada de pan ligeramente tostada y untada con mantequilla a la que se superpone cualquier ingrediente que pueda salir de tu imaginación. El más clásico es el de arenque o gambitas pero las posibilidades son infinitas.
¿Y qué sitio recomendamos? El restaurante Ida Davidsen, en el número 70 de Store Kongensgade. Un local amplio y muy acogedor que regenta ya la quinta generación de magos del Smørrebrød. Alcanzó fama mundial hace años con su carta de un metro y más de cien variedades de este clásico de la cocina danesa…
Hoy día, las opciones no son tantas, pero el arte en la preparación y la presentación sigue siendo ¡pura excelencia!
Los precios varían entre los 10 y 15€ aproximadamente, por lo que un par de Smørrebrød y unas pintas de cerveza te puede costar alrededor de 40€. Eso sí, en nuestra opinión, merece, y mucho, la pena probarlo. 😉
¿Dónde nos alojamos?
Queríamos vivir Copenhague como auténticas danesas, por lo que en lugar de coger un hotel, nos alquilamos un coqueto apartamento en el barrio de Østerbro. Una tranquila zona de edificios residenciales que se está poniendo muy de moda últimamente.
No estaba en pleno centro, pero sí muy bien comunicado con el 1A -bus que llega practicamente todos los sitios más turísticos-. Y el precio nos pareció genial… 4 noches, 288 €.
Además, la casera era una artista en el sentido más amplio de la palabra. Annette Bjergfeldt es su nombre, una consagrada cantante quien muy amablemente ¡nos regaló una copia de su último disco! Fue nuestra particular banda sonora durante nuestra escapadita por Copenhague. 🙂
Bonus extra
Gracias a la magia de las redes sociales, @alberMD -un andaluz reconvertido a nórdico- nos descubrió un rincón muy poco conocido por los turistas. La zona de Amager Strand Park.
Está en la zona Este, un pelín por encima del aeropuerto, y es perfecto para pasar un día de lo más relajado. Un parque con un espeso manto verde de césped, una playita de aguas claras y un café. Eso sí, el agua sólo para los más valientes y en verano, pero oye… ¡la zona bonita y agradable es un rato! 😉
Además, desde aquí se visualiza la silueta del famoso puente de Øresund. 😉
Si tenéis tiempo, ¡te recomendamos visitarla!
Y tú, ¿Qué más necesitas para hacer las maletas y poner rumbo a Copenhague? 😉