La antigua y romana Nemausa se ha convertido en la bonita Nîmes. Una interesante ciudad del sur de Francia con mucho que ver y hacer
Teníamos muchas ilusiones volcadas en ese fin de semana. En Nîmes. Las fabulosas L.E.J. actuaban en este rincón del Sur de Francia y dijimos… ¿Por qué no? La primera vez que practicamos eso del turismo musical fue para vibrar con el vozarrón salvaje de Laura Pergolizzi (LP) en la mágica Trastevere, y la experiencia no nos pudo gustar más. 🙂 ¡Qué artistaza!
Eso sí, esta vez, en lugar de coger un avión, elegimos el tren. Primero Madrid – Barcelona y luego Barcelona – Nîmes. Es cierto que para el segundo tramo tuvimos dudas, pues al comparar vimos que desde Barcelona a Nîmes había tanto autobuses como trenes, pero nada, al final, por tema de comodidad y rapidez, preferimos reservar con Omio el tren de SNCF. Además, eso de viajar en tren, nos parece de lo más romántico… 😉
Hola Nîmes
Llegamos a Nîmes a media mañana. Si bien nuestro plan inicial era dedicarle sólo un día -y el resto a conocer un poquito mejor la comarca-, lo cierto es que esta urbe de Occitania nos pareció tan sorprendente y seductora que decidimos ¡dedicarle la escapadita entera! 🙂 ¿Nos acompañas a descubrirla? 🙂
Una Roma en miniatura
Es su faceta más destacada. Nîmes está considerada, y con razón, una Roma a pequeña escala. No hay más que ver el porte del Anfiteatro Les Arénes, ¡el mejor conservado del mundo! Y eso que data del año 27 a.C. Una especie de hermano pequeño del Coliseo que se ha convertido en el icono indiscutible de la ciudad.
Además de como escenario de numerosos conciertos -una pena que L.E.J. no actuara en él-, Les Arènes sirve como coso taurino desde 1863. Un uso, éste último, del que pocas dudas caben tras ver el gran toro y el torero en plena faena que hay en la explanada exterior… 🙂 ¡Momento foto!
133 metros de largo por 101 de ancho y 20 de altura son las impresionantes dimensiones de este señor anfiteatro en el que hasta 23000 galorromanos laureaban los históricos combates de gladiadores. Un pasado que cada año se recrea a finales de abril en lo que se llaman Los Grandes Juegos Romanos. ¡Ojalá podamos visitarlo alguna vez! Tiene que ser una auténtica chulada. 🙂
Pero Les Arènes no es la única huella romana. Además está La Maison Carrée, un templo romano con más de dos mil años de antigüedad que ha hecho las veces de ayuntamiento, iglesia, archivo documental, museo y, actualmente, Monumento Protegido donde se proyecta un audiovisual
(6€ la entrada general) con la historia y evolución de la antigua Nemausus…
… el Templo de Diana, cuyos vestigios, de lo que en su día fue el santuario dedicado al emperador Augusto, pueden admirarse en los espléndidos Jardins de la Fontaine…
… los restos de la gran muralla romana que antaño protegía la ciudad, la Torre Magna y, como broche de oro, el Pont du Gard, situado a 24 kilómetros de Nîmes. ¡Colosal! 1000 trabajadores durante 5 años fueron los responsables de que esta gran obra de arte arquitectónica se hiciera realidad.
Como curiosidad, este mismo 2018 se ha inaugurado el Museo de la Romanidad -está pegadito a Les Arènes-, uno de los proyectos arquitectónicos contemporáneos más grandes e importantes de Francia obra de Elisabeth de Portzamparc.
Un buen consejo si quieres visitar sus principales tesoros romanos es hacerte con la entrada conjunta por 13€ que incluye el acceso a La Maison Carrée, Les Arenes y la Torre Magna. 😉
Fuentes, plazas, más fuentes, más plazas
No sabemos con seguridad si Nîmes es la ciudad con más plazas y fuentes por kilómetro cuadrado que existe, pero de que está muy bien surtida no nos quedó duda alguna.
Una de las plazas más espléndidas es la Plaza de Assas –Place d’Assas-. La descubrimos por casualidad, mientras nos dejábamos llevar por nuestros pasos y nos pareció una chulada.
La llaman la plaza de los símbolos nimeses, pues tiene varios de ellos diseminados por todo el espacio abierto. El más significativo, el face to face de Nemausa -fuente del origen de Nîmes- y Nemauso -fuerza masculina de la ciudad gala- representado por una monumental cabeza de piedra.
Y cruzando la plaza, una corriente de agua. Una verdadera genialidad de Martial Raysse. 🙂
Nos vamos al mercado
¡Nos encantan los mercados! Y si son de abastos, más todavía. En el caso de Nîmes se llama Mercado Les Halles y es toda una experiencia. ¡Imprescindible!
Decenas de puestos repletos de frutas y verduras con una pintaza increíble. Pescados, carnes, productos locales como la famosísima brandada de bacalao de Nîmes, aceitunas, sus mini hojaldritos rellenos de pâtés -muy ricos con un golpe de calor-, los mejores quesos de la zona, panaderías, todo tipo de vinos y ostras, muchas ostras y muy baratas -una docena, 7’50€-. ¡De locura! 🙂
Abre todos los días de 7:00 a 13:00 horas -los restaurantes cierran a las 15:00- y es un espectáculo de color, alegría y vida. Un auténtico desfile de delicatessen nimeñas frescas y cocinadas.
Por supuesto, es perfecto para saborear Nîmes. ¿Nuestra recomendación? Picotea un poco según se te vaya antojando y como colofón, pide algún plato en el restaurante Halles Auberge -el verde-. Precios ajustados y un trato cercano y amable.
De paseo
Quizás el corazón de Nîmes no sea de los más espectaculares de Francia pero sí es una verdadera delicia. Calles peatonales, fachadas deslucidas por el paso del tiempo, ventanas adornadas con flores, plazas rebosantes de vida y restaurantes, la Catedral, la Torre del Reloj, callejones estrechos donde no entra el sol, cafés, negocios de toda la vida, boutiques de alta costura, franquicias, una tienda de tebeos,…
Y tranquilidad, nada de miles de turistas cámara en mano. Era como si sólo nosotras hubiéramos echado el ojo a Nîmes ese finde y nos parecía ¡fantástico! Posiblemente no fuera así peeeeero, nos quedamos con la sensación. 😉
Era fácil sentirse cómoda y desear quedarse un rato más. Era verdaderamente sencillo caer en la tentación y parar a tomar un vinito o detenerses ante una panadería atraídas por ¡ese olor a masa recién horneada! ¿Hay un aroma más acogedor y familiar?
Así que sí, tan a gustito estuvimos caminando de un lado a otro y tan en casa nos sentimos, que decidimos, por unanimidad, exprimir al máximo Nîmes y dejar sus alrededores para otra ocasión…
Los fabulosos Jardins de la Fontaine
Sin llegar a la esplendorosidad y magnificiencia de los Jardines de Versalles, los flamantes Jardins de la Fontaine de Nîmes se diseñaron siguiendo el más puro estilo francés: callejones simétricos, árboles perfectamente alineados y una generosa ornamentación a base de jarrones, fuentes, balaustros y bancos. 🙂
Luis XV quiso poner en valor los restos romanos que se habían descubierto –Templo de Diana y Torre Magna– y ordenó construir, en 1745, este mega espacio verde de más de 16000 hectáreas -16 campos de fútbol-. Así, ¡a lo grande!
Dentro hay un manantial, el Manantial Nemazat, el cual fue el argumento definitivo para que un pueblo celta decidiera asentarse en la zona hace más de 2600 años. De ahí que se considere la génesis de la antigua Nemausa y actual Nîmes.
Sus aguas siguen fluyendo hoy día hasta el casco antiguo de Nîmes por dos canales decorativos. El de la calle Quai de la Fontaine es de lo más fotogénico, sobre todo en otoño. 🙂
Los Jardins de la Fontaine son perfectos para leer un buen libro, reposar una sobremesa nimeña, encontrar tu momento romántico y, como no, para inmortalizar a unos novios el día de su boda. De hecho, el día que los visitamos andaba por allí una boda árabe.
Sin lugar a dudas, este lugar fue una de las mayores sorpresas de Nîmes y, por ende, al que más tiempo dedicamos. ¡Se estaba de lujo! 😉
Como curiosidad, ostenta el título de ser el primer jardín público de Europa. Por supuesto, la entrada es gratuita.
¡Nos ponemos dulces!
¿Estamos en Francia no? Pues eso. ¡Pur plasir! Paseando nos topamos con una de las populares tiendas de chocolate francés de Neuville y no pudimos evitar la tentación…
Como tampoco pudimos volver a Madrid sin darnos un homenaje en la cafetería-panadería-chocolatería-confitería Maison Villaret, toda una institución del dulce en Nîmes. Lleva abierta nada menos que desde 1775 y tiene absolutamente de toooooodo lo que te pueda apetecer para desayunar. ¿No te lo crees? ¡Mira, mira!
Además, los domingos es la única que encontrarás abierta en toda Nîmes, por lo menos, en el centro histórico. 😉
El agua en Nîmes se llama Perrier
¿Conoces la mundialmente conocida agua carbonatada Perrier? ¿La has probado alguna vez? Pues su origen es, ni más ni menos, que el Manantial de Bouillens, situado a tan sólo 15 kilómetros al sur de Nîmes, al ladito de la localidad de Vergèze.
Por descontado, que la fábrica Perrier, el manantial y el Museo Perrier son visitables. En este enlace tienes más info sobre el precio, qué incluye la visita y los horarios disponibles. Por desgracia, cierran en fin de semana, por lo que no pudimos disfrutar de sus espléndidas instalaciones y jardines… 🙁
Y para terminar… ¡Un cocodrilo!
Pues sí, este voraz reptil es el símbolo de Nîmes y su huella la verás por todos lados.
Pero ¿de dónde viene? Para festejar la creación de la ciudad, sus fundadores -la mayoría provenientes de Egipto- decidieron acuñar una moneda de bronce con el episodio que más pudiera satisfacer a César Augusto… La reciente victoria de Actium en Egipto, simbolizada por un cocodrilo encadenado a una palmera como muestra del sometimiento del país del Nilo, les pareció la más adecuada. Con el paso del tiempo, el cocodrilo pasó a ser el símbolo de la nobleza y la antigüedad de la ciudad y, finalmente, el emblema de Nîmes.
¡Gracias por sorprendernos tanto Nîmes! 🙂
Pues me habéis descubierto un posible próximo destino. Parece que tiene su encanto y que se conserva bien la ciudad romana.
Hola!
Pues no sabes cómo nos alegramos! 😀 Nimes nos sorprendió y gustó muchísimo y estamos convencidas que también te gustará a ti. 🙂
Un abrazote y mil gracias por leernos!
Eli y Mar