¡Hoy nos vamos de senderismo! Pero sobre hielo. Sobre el hielo azul, gris y negro del gigante islandés Sólheimajökull
Sól (Sol) – Heima (Casa) – Jökull (Glaciar). Sólheimajökull, la Casa del Glaciar del Sol. Con esta sencilla, pero clave, clase de semántica islandesa fue como Dagbjört consiguió que recordarámos el nombre del gigante sobre el que nos disponíamos a caminar.
Pero… Comencemos por el principio.
Desde el primer instante que pusimos nuestra ilusión viajera en Islandia, tuvimos claro que queríamos experimentar eso del senderismo por glaciares. Debía ser fascinante caminar por un coloso helado. Nunca antes habíamos vivido una aventura así y nos apetecía muchísimo.
¿Y cuál fue el elegido para nuestro debut? Sólheimajökull, una de las lenguas glaciares del gigante Mýrdalsjökull, el cuarto glaciar más grande de Islandia y bajo el cual se halla el poderoso volcán Katla…
¡La simple idea de imaginarnos allí hacía que nuestros ojos hicieran chiribitas!
Senderismo por el glaciar Sólheimajökull
Sólheimajökull es uno de los glaciares más accesibles de Islandia. Está situado en la costa sur, a tan sólo 31 km de la bonita Vík í Mýrdal. De la misma Ring Road -la carretera circular que recorre la isla- nace un desvío asfaltado que, en menos de 5km, te lleva hasta el parking habilitado ¡y gratuito!
Eso sí, que sea accesible, no quiere decir que puedas aventurarte por tu cuenta. Si tu idea es caminar por él, ¡DEBES CONTRATAR UN GUÍA EXPERTO! Ir por libre es muy muy peligroso. Así que, si aprecias en algo tu vida, ¡ni se te ocurra! 😉
En nuestro caso, contactamos con los chicos de la empresa local Tröll Expeditions para contratar su actividad Sólheimajökull Glacier Hike. Vimos que tenían muy buenas valoraciones, varias certificaciones oficiales, una equipo joven y multidisciplinar de guías certificados y, además, un nombre muy simpático. Así que, los elegimos a ellos. Queríamos formar parte del #TeamTroll. 😉
Precio: 9400 ISK (unos 68€)
Dificultad: Fácil a moderada
En el punto de encuentro
10 de marzo. 9:15 de la mañana. Parking del Sólheimajökull. 4 grados bajo cero y un inesperado, pero bienvenidísimo, cielo despejado islandés.
Nos acercamos al contenedor metálico de Tröll Expeditions para reunirnos con el resto del equipo sin poder evitar fijarnos en los sendos bloques de hormigón, a uno y otro lado, que lo sujetaban. ¿Cómo deben ser de fuertes los vientos islandeses para necesitar semejando sujeción…?
Dagbjört -nuestra guía- apareció minutos después. Sonriente, enérgica y confesándonos que el espectacular tiempo que teníamos no era habitual en el invierno islandés. Como seguro habrás oído, el tiempo en Islandia es impredecible y bastante adverso así que… ¡Éramos unas afortunadas! 🙂
Como curiosidad, Dagbjört, significa “día brillante” en islandés… ¿Sería esa la razón del espectacular día que había amanecido? ¡Pues claro!
Sin demorarse lo más mínimo, nos fue facilitando el pack de seguridad (casco, piolet, crampones y arnés) asegurándose de que la mitad del mismo (casco y arnés) nos lo colocábamos correctamente. Fue sencillo. 😉 Del resto de material hablaremos después.
We were ready!
¡Allá vamos Sólheimajökull!
La primera parte de la expedición consiste en recorrer la distancia que separa el parking del glaciar en sí. Un cómodo paseo de 15 minutos en el que no son necesarios los crampones y que Dagbjört aprovechó para revelarnos curiosidades y datos técnicos sobre los glaciares en general y sobre el Sólheimajökull en particular.
¿Cómo? ¿En serio? Somos muy conscientes del desastre climático que estamos viviendo pero reconocemos que era la primera vez que teníamos frente a nosotras una prueba tácita e irrefutable de la cruda realidad. Es terrorífico pensar que hace tan sólo 25 años, esta mole helada era casi 2 kilómetros mas larga… 🙁 Como dijo Dagbjört, claramente preocupada,… “Igual nuestros nietos no llegan a ver estos glaciares”. ¡Realmente aterrador!
Tras respirar profundamente, en un intento por digerir esta información, proseguimos nuestro camino por el lateral de la laguna sobre la que flotaban pequeños icebergs desprendidos del Sólheimajökull.
La quietud del agua, sumada a la parcial congelación de la superficie, creaba un precioso efecto espejo. Sobre todo al reflejarse en ella el suave tono verde amarronado de las montañas que la rodeaban o el blanco impoluto del glaciar.
Una ilusión óptica que se acentuaba con las sombras que dibujaban los primeros rayos de sol. ¡El escenario era de belleza extrema e inquietante por igual!
Caminamos el Sólheimajökull
Tras la caminata previa tocaba ponerse serios. Dagbjört (¿te has aprendido ya su nombre?) nos dispuso en círculo y nos ilustró, con mucha paciencia y maestría, cómo debíamos colocarnos los crampones correctamente.
No sabemos con seguridad si ahora los fijaríamos igual pero, en aquel momento, siguiendo sus pasos al pie de la letra, nos los calzamos a las mil maravillas. 🙂
Es increíble lo bien que se agarran estos aparatejos al hielo. Empezamos a dar los primeros pasos sobre el gran manto helado del Sólheimajökull con convicción. Pisando con fuerza. Algo así como si, de repente, nos hubiéramos convertido en elefantes. Dagbjört nos había dicho que caminar sobre un glaciar era ligeramente diferente a caminar sobre una superficie común. Al fin y al cabo, cada pisotón debía anclar los crampones con firmeza para no resbalar.
Pasados unos minutos nos sentíamos tan cómodas que parecía que habíamos caminado con crampones toda la vida, jejeje. 😉
Avanzábamos con paso tranquilo sobre la superficie irregular del Sólheimajoküll y completamente embebidas en el paisaje tan asombrosamente especial que teníamos alrededor. Blancos, azules, negros,… Había incluso fragmentos de un fuerte color naranja, como si de una brasa incandescente congelada se tratara. ¡Qué chulada! Por momentos sentíamos que estábamos en otro planeta.
Los bloques de hielo se habían retorcido de mil maneras adoptando formas de lo más curiosas. Unas formas que, según nos explicó Dagbjört, cambian de año en año e, incluso, cada mes.
La inmensa mayoría presentaba un interesante e insólito tono grisáceo por la ceniza volcánica que había quedado retenida años atrás cuando se produjo la erupción del gigante Eyjafjallajökull. Sí, ese que detuvo el tráfico aéreo europeo y que “puso” a Islandia en el mapa.
Otros, en cambio, mostraban un intenso y atrayente azulón originado por las miles de partículas de oxígeno que quedaron atrapadas cuando se produjo la cristalización de la nieve. 🙂
¿Ves la mancha blanca estampada de la imagen de abajo? Pues es una burbuja del aire que se respiraba por aquí hace cientos de años. ¡Fascinante!
Y para jugar con la cámara… Cuevas, fisuras, grietas y un sin fin de recobecos. No había problema alguno en acercarse pero, eso sí, con mucha mucha precaución… 😉
Para los apasionados de la fotografía, este lugar es un verdadero tesoro.
Algo que nos llamaba especialmente la atención, era el manto de nieve y ceniza que cubría buena parte de las superficies heladas. A veces era tan espeso que a la mirada parecía una especie de pasta homogénea y cremosa.
Eli no dejaba de decir que le recordaba a un pastel de trufa con nata…
A medida que ascendíamos más y más, el color grisáceo del glaciar cedía el testigo al omnipresente azul. Ya no había nieve, ni ceniza. Tan sólo hielo y más hielo. Enormes témpanos y gruesas placas heladas. Transparentes y azules.
Dagbjört nos advirtió que, ahora más que nunca, debíamos ir en fila india y no desviarnos del camino marcado, pues podía ser muy peligroso.
Éramos tan pequeñas e insignificantes en comparación con el descomunal gigante que teníamos bajo nuestros pies… 🙂
Empezábamos a estar algo agotadas pero ya no quedaba nada. Un último tramo empinado y ¡listo! Nos encontrábamos en la parte más alta del Sólheimajökull.
Estábamos solos. Nosotros y el señor glaciar. Había llegado el momento de tomar aire, embobarse con el paisaje y dejarse llevar por la belleza que envuelve uno de los lugares más salvajes y auténticos de Islandia.
Dagbjört incluso nos invitó a “chupar hielo”. Al fin y al cabo, en esta zona de la lengua glaciar, el hielo es sólo agua, no tiene absolutamente ninguna impureza. Agua pura. Una de las aguas más puras del planeta.
Por supuesto, seguimos sus indicaciones y nos “bebimos” un trocito de glaciar. 😉 Estábamos algo acaloradas así que nos sentó de lujo.
Tras algo más de 15 minutos tocaba deshacer nuestros pasos. Un camino de vuelta que aprovechamos para seguir inmortalizando escenarios y lugares que nos permitieran regresar a ese mismo lugar siempre que lo necesitáramos.
Aunque nos tengamos que conformar con hacer el viaje virtualmente… 😉
Consejos. Preguntas
¿Es seguro?
Si sigues las recomendaciones del guía, y no abandonas el camino marcado, ¡Sí!
Nosotras, además de ser súper obedientes, estábamos muy tranquilas. ¿El motivo? Habíamos contratado el seguro de viaje Totaltravel de InterMundial, que incluye ampliaciones de deportes -¡justo lo que necesitábamos!-, para los 10 días de nuestra aventura.
Hasta ahora, quizás pecando de imprudentes y confiadas, nunca antes habíamos viajado fuera de España aseguradas pero Islandia es mucha Islandia y, como es tan sumamente espectacular como salvaje, optamos por no tener que preocuparnos por nada y viajar aseguradas. 😉 Eso sí, afortunadamente, no tuvimos que utilizarlo. 🙂
¿Qué ropa llevar?
En invierno, además de guantes, braga -o bufanda- para el cuello y gorro de lana, el famoso sistema de tres capas será tu mejor aliado. Camiseta térmica, forro polar y chaqueta impermeable. Así te aislarás mejor del frío. En cuanto a la parte de abajo, una malla térmica y un pantalón de senderismo de invierno impermeable, no es necesario que sea un pantalón de nieve.
En verano, es suficiente con una camiseta, un cortavientos -nunca se sabe- y un pantalón de senderismo impermeable.
¿Y calzado? Unas botas de senderismo -no necesitas botas de nieve- y calcetines largos, de los que suben hasta las rodillas.
¿En qué fechas se puede hacer?
¡Todo el año!
¿Hay edad mínima?
Sí, 8 años.
Hola chicas! Fantástico artículo y fantástica excursión! Viajo en unos días a este maravilloso país y me atrae muchísimo esta excursión, pero tengo 55 años y estoy en una pésima forma física y me echa un poco para atrás…. Cómo lo veis? Es factible?
Gracias!!
Hola Emma,
Muchísimas gracias por leernos y nos alegramos que te haya gustado el artículo! La excursión fue una absoluta maravilla!!! Sobre lo que comentas, nosotras hicimos la excursión completamente desentrenadas y no nos supuso prácticamente ningún esfuerzo. La mayoría del recorrido es por zonas bastante llanas y dando un paseo. La única parte un pelín más complicada es un pequeño tramo de pendiente que hay a la ida casi al final pero como se va a ritmo muy pausado, pues puedes parar y coger aire. La guía nos dijo que nosotros marcábamos el ritmo.
En nuestro grupo había personas en diferente forma física y la excursión no supuso un problema para nadie.
Ya nos dices si finalmente te animas. De hacerlo, estamos convencidas de que lo disfrutarás muchísimo!
Un abrazo,
Eli y Mar,
Alucinada con vuestro “paseo” me ha parecido realmente impresionante. Parece que se esté en otro planeta, las formas del hielo son realmente fascinantes. Un ruta super interesantes aunque no creo que pudiera pronunciar jamás el nombre de vuestra guía (ni de escribirlo sin copiar de algún sitio). Lo de que no puedan hacer la ruta los niños de menos de 8 años ¿será por la edad o por el tamaño? Porque ahora los niños abultan más que muchos adultos.
Fue una experiencia chulísima!!!! Íbamos con la boca abierta todo el rato, jejeje. Sobre la pronunciación, nos pasa igual, aunque bueno, con un par de cervezas y mucha práctica, igual sí 🙂
Lo de la edad pues no lo sabemos, suponemos que será por la edad en sí, a fin de que ya sean algo más conscientes y puedan respetar más las medidas de seguridad porque sí, por tamaño, efectivamente…
Un abrazo,
Eli y Mar
Sí que parecen paisajes de otro planeta. Me ha encantado el paseo, tiene que ser una experiencia super encontrarse en medio de un lugar así. Quizá sí os trajo suerte además el nombre de la guía 😉
No sé por qué razón no he viajado aún al norte de Europa, pero algo deben tener países como Islandia que todo el mundo vuelve enamorado.
Muchas gracias por contar tantos detalles, para alguien que no tiene ni idea como yo están genial 🙂 Si alguna vez me decido a viajar al frío ya sé a quién consultar!
Un abrazo.
Islandia entera es una pasada Maruxaina, tienes que animarte a visitarla, te va a flipar. Allí casi todo es salvaje, apenas hay casas, solo naturaleza y naturaleza y más naturaleza. Nosotras tenemos claro que queremos volver, no sabemos cuando, pero volver, volveremos, jejeje.
Un abrazo,
Eli y Mar
¡Hola chicos! El significado de la ruta me parece maravilloso, invita a elegirtla como ruta de senderismo en Islandia. Me alegra que los guías faciliten el equipamiento de seguridad para ser conscientes de donde estamos, me ha parecido una jornada maravillosa 🙂 Soy una amante del senderismo y hacerlo sobre hielo y cenizas sería una pasada. ¡Algún día! De momento disfruto de artículos y fotos como las vuestras. Abrazo.
Hola Luz! Pues sí, nos pareció que tenía un nombre precioso y muy inspirador, jejeje.
Si te gusta el senderismo, hacerlo sobre hielo es un alucine. Sentir como el hielo se descrebaja a tu paso impresiona muchísimo. Te lo recomendamos sí o sí!!!!
Un abrazo,
Eli y Mar,