El nuevo skyline londinense tiene nombre, The Shard. El edificio con las panorámicas más fascinantes de toda Londres. ¿Subes?
En nuestro afán por disfrutar Londres de todas las formas posibles, descubrimos The View from The Shard, el mirador con las vistas más alucinantes de la capital británica. En el esbelto y puntiagudo edificio The Shard ya nos habíamos fijado decenas de veces -sí, ese tan chulo y llamativo 😉 – pero desconocíamos que albergara un “balcón al que asomarse” tan espectacular.
The Shard
El rascacielos londinense -como también se hace llamar- es el edificio de mayor altura del Reino Unido y el séptimo de Europa. Durante los primeros meses de vida -1 de febrero de 2013- llegó a ser la construcción más alta del viejo continente. Un título que el Mercury City Tower de Moscú le arrebataría nueve meses después por apenas 30 metros. ¿Casualidad?
Curiosidades a un lado, esta genialidad arquitectónica que sobresale orgullosa en el skyline londinense viene firmada por el prestigioso arquitecto italiano Renzo Piano, el mismo que creó -junto a Richard Rogers- el afamado Centro Pompidou de París. 😉
Su diseño piramidal -de estilo neo-futurista y high tech– se alza hasta los 309’7 metros y tiene un total de 95 plantas. 🙂 ¡Casi nada!
Aunque bueno, “sólo” 72 son habitables. El resto se abren al cielo conformando la parte más estrecha de la aguzada estructura de cristal. Un “final” nada caprichoso por el que se expulsa el calor generado en el interior. Piano quería un rascacielos lo más sostenible posible y en base a esa premisa lo construyó.
“Una ciudad vertical en la que la gente pueda vivir, trabajar y relajarse”
Esa fue la idea con la que se concibió The Shard y, por ello, el espacio disponible está repartido por zonas: Oficinas en las plantas inferiores, restaurantes entre la 31 y la 33 para comer o cenar con vistazas, el exclusivo hotel de cinco estrellas Shangri-La Hotel a continuación, apartamentos desde la planta 53 a la 65 -¿cuánto costarán?- y, en la cima, entre los pisos 69 y 72, The View from The Shard, el ojo de halcón británico. ¡Tremendo!
Y ahora que ya lo conocemos un poquito mejor, ¿te parece si subimos hasta lo más alto? Eso sí, si tienes vértigo, mejor nos esperas abajo… 😉
The View from The Shard
Tras una intensa y agotadora jornada yendo de un lado a otro de Londres, decididas a exprimir al máximo la London Pass de un día, había llegado la hora de la atracción estrella, The View from The Shard. Exceptuando los paseos en barco y los tours en bus, la mayoría de actividades y experiencias incluidas en la tarjeta turística cierran, como muy tarde, a las 17:30 -18:00 en verano-. Sin embargo, hay una que no tiene un horario tan ajustado. ¿Adivinas cuál? ¡Exacto! The View from the Shard. Abre de 10:00 a 22:00 todo el año. Así que, como si del dulce postre de un selecto menú se tratara, la reservamos para el final. 😉
Allí estábamos, en la base del coloso de cristal británico. Con el cuello alzado hasta donde nuestra columna nos permitía e ilusionadas por “trepar” hasta lo más alto. “¡Qué grande eres leñe!”
Pensábamos que igual habría cola para conseguir las entradas -recordamos haberlo leído en algún sitio- pero no fue así. ¡Mejor! De todas formas, si es fin de semana, se aconseja acceder antes de las 12:00 o después de las 16:00 (nosotras accedimos a las 17:07).
Tickets en mano, y tras ser fotografiadas por las azafatas en un croma verde para que compusieran el álbum digital que a la salida podríamos comprar, nos dejamos llevar por los correctísimos y simpáticos auxiliares cuyo cometido, de guiarnos hasta el ascensor, ejecutaron con una educación y saber estar exquisito. Tampoco es que tuviera pérdida alguna pero bueno, si hay que dejarse mimar, pues se hace un esfuerzo. 😉
Con suficiente holgura entramos en el primero de los dos ascensores que permiten subir hasta el flamante mirador. Unos habitáculos modernos y sofisticados -como todo el edificio- con espejos verticales y techos forrados de pantallas proyectando panorámicas londinenses. ¡Una chulada! inmersiva que multiplicó por mil las ganas que ya teníamos de llegar a su vértice para disfrutar de esa #ShardView en tiempo real.
1, 2, 3, 4, 5,…. 33. Primera etapa completada. Un par de pasos y 34, 35, 36, 37,… 68. Segunda fase finalizada. ¡69 plantas en menos de un minuto! ¿Velocidad de subida? 6 metros por segundo de sutil, y casi inapreciable, movimiento vertical. 🙂
Podríamos habernos quedado ahí mismo, en el piso 69, pues es donde comienza The View, pero queríamos subir hasta “la cima”, hasta la planta 72. Desde ambos pisos disfrutarás de unas panorámicas londinenses de infarto sin embargo, hay una pequeña diferencia -además de la evidente diferencia de altura-. Mientras el mirador de la planta 69 está cubierto, el de la 72 no está techado. Con altas temperaturas es indiferente pero con tiempo desapacible, el superior, no es muy aconsejable… La única forma de acceder de uno a otro es mediante un pequeño tramo de escaleras.
¡Uaaaaala! ¡Qué flipada! ¡Impresionante! ¡Mira, mira! 🙂 Tan impactadas estábamos en el techo de Londres que fue lo único que salió de nuestra boca durante los primeros instantes.
La sensación al asomarnos por primera vez por una de las cristaleras fue tan brutal que nos mareamos un poquito. Nada grave, pero ahí estuvo. Cerramos y abrimos los ojos un par de veces para que la vista se acostumbrase a las nuevas perspectivas, y listo. 🙂
Estábamos a 244’3 metros de altura y Londres parecía la mejor maqueta jamás diseñada. Un juguete de Hamleys -legendaria juguetería londinense y una de las más grandes del mundo- apto para todas las edades.
El corazón financiero londinense –The City-, con St. Paul Cathedral, la Torre de Londres y el icónico Tower Bridge como destacados…
El vanguardista Town Hall -ayuntamiento-, la London Eye, London Bridge, Southwark Bridge y varios bridges más.
El HMS Belfast, la animada zona financiera atestada de rascacielos de Canary Wharf, las vías de tren saliendo de London Bridge…
Todo taaaan diminuto. Tan pequeño. La mirada no podía brillarnos más. Ante nosotras se descubría la inmensa y fascinante capital británica al completo. Y, además, ¡con solazo! 🙂 ¡Gracias Londres!
Estábamos pletóricas y nos apetecía brindar por ello. ¿Cómo? Con un par de copas de Moët. 😉
En ambas plantas (69 y 72) hay instalada una barra de bar con una generosa carta de bebidas –champagne, vino, cerveza, refrescos- y cocktails así como varios puffs repartidos por el suelo y sillas y mesas altas.
No es que los precios sean muy baratitos pero no todos los días se está en lugar tan especial, ¿no crees? 😉
Además, los camareros son majísimos.
El bullicio londinense, las prisas y la locura de ir de un lado a otro sin parar habían quedado relegados a un segundo plano. Ahora sólo importaba el aquí y el ahora. El tiempo se había detenido.
“Cheers!“
Info práctica
¿Dónde está?
The Shard se eleva en la zona Southwark de Londres, al ladito del London Bridge y de lugares londinenses tan interesantes como The Borough Market o el HMS Belfast.
¿Cómo llegar?
- Metro: Parada London Bridge Underground Station (líneas Northern y Jubilee).
- Tren: Parada London Bridge Station (trenes Southern y South Eastern).
- Bus: Los buses 43, 48, 141, 149 y 521 paran justo en la puerta.
- Bus turístico: Golden Tours para en London Bridge Station como parte del recorrido turístico en el Double Decker Bus. Su parada viene identicada como la 39 en el mapa oficial de Hop on Hop off.
¿Cuánto cuesta?
Antes de hablar de precios… ¿Tienes la London Pass? Pues entonces es gratis. 🙂
Si no es tu caso, The Shard tiene varios tipos de entrada y, en consecuencia, precios -en su página Web tienes todos los detalles-:
- Entrada ‘Standard’: £32. Si se compra con al menos un día de antelación, £24.
- Entrada ‘Premium’: £42. Si se compra con al menos un día de antelación, £31.
- Entrada ‘All inclusive’: £52. Si se compra con al menos un día de antelación, £39.
- Entrada ‘Familiar’: £80. Si se compra con al menos un día de antelación, £65. Pueden acceder dos adultos y dos niños, o bien, un adulto y tres niños.
La entrada para los niños es, por lo general, £7 más económica.
¿Qué diferencia hay? Pues, además del coste, el hecho de que incluya, o no, algún servicio extra como una copa de champagne Moët, un álbum fotográfico de recuerdo, la posibilidad de evitar la cola de entrada o la garantía meteorológica. ¿Y qué es exactamente eso de garantía meteorológica? Pues no significa que tengan el poder de controlar las nubes o parar la lluvia con una barita mágica pero sí te permiten volver otro día si cuando subes no tienes buenas vistas por el mal tiempo.
Un truquín. Si se sube una segunda vez en el mismo día, la entrada sólo cuesta £12 y lleva incluido un cocktail. 😉
La opción perfecta por si quieres repetir experiencia pero, ésta vez, dejándote deslumbrar por la magia nocturna de Londres. 🙂