Aventura, emoción, gran sentido del humor y sorpresas. Un día entero viviendo la esencia de Laponia Finlandesa y conociendo la cultura del pueblo Lappish
Era nuestro primer día en Laponia Finlandesa. Habíamos aterrizado la noche anterior a -36 grados y enseguida nos metimos en el taxi que nos llevó hasta la puerta de casa. Mientras tomábamos el café en la cocina, veíamos la tenue luz solar en el horizonte casi como un espejismo. Aunque eran las nueve de la mañana, aún quedaban tres horas hasta el amanecer y en el cielo predominaba la oscuridad.
La noche polar en Finlandia se alarga casi hasta mediados de Enero, dejando sólo tres o cuatro horas de luz blanquecina que se confunde con el manto de nieve sobre casas, coches y montañas. Es como si el cielo hubiera bajado para arropar a la tierra.
Por fin estábamos en Rovaniemi y nos esperaba un día entero con los chicos de Lapland Safaris viviendo Laponia en una actividad completa que nos llenó de ilusión como nunca hubiéramos imaginado. Durante nuestro Santa Claus Safari, íbamos a conducir motos de nieve, vivir la cultura Lappish, montar en trineo de renos, conocer a Papá Noel y visitar la Santa Claus Village. 🙂
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Safari en moto de nieve
Cruzamos la puerta de Lapland Safaris como si entrásemos en otro mundo, allí empezaba nuestro día de inmersión en Laponia Finlandesa.
No tardamos en ponernos el mono de nieve, dos pares de calcetines, las botas, dos bufandas, el pasamontañas, los guantes, las manoplas y el casco que nos dieron los chicos de Lappland Safaris. Las temperaturas eran casi tan bajas como la noche anterior y había que equiparse bien para pasar todo el día fuera y no congelarnos. 😉
Llevábamos tiempo con ganas de conducir motos de nieve y hasta hoy no habíamos tenido la oportunidad, así que atendíamos las explicaciones de nuestro guía con especial avidez y, literalmente, saltamos sobre las motos para ponernos en marcha.
Al principio parece que conducir una snowmobile va a ser más suave, el manto de nieve parece blando pero la verdad es que me costó un poco mantener el volante firme sobre la capa de nieve y coger algo de velocidad. El guía se percató de que Mar se iba retrasando y optó por dar más potencia a su snowmobile y voilá, mucho mejor. Con más potencia menos fuerza hay que hacer para manejar el volante. Si nunca has conducido una moto, éste es un gran descubrimiento. 🙂
Avanzábamos en fila india atravesando el río Kemi congelado y dejando bastante distancia entre las motos. El manto blanco se extendía delante de nosotras hasta invadir toda nuestra visión. La inmensidad del blanco polar causa una atracción parecida a la inmensidad del mar y puedes quedarte absorta observándolo un buen rato.
Por fin, después de unos veinte minutos, llegamos a nuestro destino. Un lugar junto al lago, rodeado de árboles, con dos casas de madera y un pequeño vallado donde estaban los renos.
Lappish en Laponia Finlandesa
En la puerta nos esperaba Paivi, nuestra anfitriona Lappish.
Con sonrisa tranquila nos fue saludando a todos mientras entrábamos en la casa. Nos sentamos alrededor del fuego y mientras entrábamos en calor, ella entonaba un canto tradicional a la vez que bromeaba con nosotros.
Con gran sentido del humor y su propio ritual, consiguió transmitirnos ese aire relajado y en armonía con la naturaleza que se respira en la actitud de los finlandeses de Laponia.
Paivi ya nos veía más reconfortados por lo que cogió un tambor y comenzó a contarnos la historia del origen del sombrero de cuatro picos tan característico de la cultura indígena Lappish. Por lo visto, todo empezó con el primer chamán que vino a estas tierras y su deseo por salvar Laponia finesa del enfurecido viento del Norte…
Ahora que ya estábamos inmersas en la cultura Lappish, ¡salimos a ver a los renos y a Papá Noel!
Una vuelta en trineo de renos
El trineo de renos nos esperaba. Subimos y enseguida echaron a andar guiados por su pastor.
Es asombroso el vínculo que llegan a desarrollar pastores y renos. El pueblo Lappish siempre ha estado estrechamente ligado a la naturaleza y, para ellos, el reno es una forma de vida y un pilar de su cultura.
Tras una breve carrera por el recinto, nos bajamos del trineo y nuestro guía nos llevó hasta una caseta más al fondo, allí nos esperaba Papá Noel, quien había venido a hacerle una visita sus renos y a saludarnos.
Conociendo a Papá Noel
Impresiona entrar en la habitación y verle allí sentado, al fondo, en mangas de camisa y con su chaleco rojo, una barba de tirabuzones blancos como la nieve que cuelga por debajo de sus rodillas y una expresión de felicidad plena.
Si bien es cierto que Papás Noel hay muchos, ese momento en el que conoces al “auténtico” y te sientas a su lado y te habla, es un momento único.
Después de aquello salimos de la cabaña, ya era la hora de comer y tantas emociones abren el apetito. Menos mal que nos esperaba una riquísima comida tradicional Lappish.
El restaurante era muy acogedor y la decoración navideña ¡le quedaba de lujo!
Un ambiente distendido y apacible en el que disfrutamos de unas sabrosísimas albóndigas -hamburguesas de verdura para los que no querían carne- y de unos dulces fineses. El café, por supuesto, en un cuenquito Lappish.
Un delicioso almuerzo con el que cogimos fuerzas ¡para seguir con el resto de actividad!
Visita a la Santa Claus Village
Regresamos con las motos de nieve hasta las oficinas de Lapland Safaris, había sido una mañana llena de experiencias y había pasado volando, pero aún nos quedaba una cosa más ¡casi habíamos olvidado que nos llevaban en autobús a la Santa Claus Village! 🙂
Como colofón, visitamos este complejo donde puedes encontrar millones de artículos de Papá Noel, además de conseguir tu certificado por haber cruzado el Círculo Polar Ártico.
Cuando llegamos ya era de noche y estaba todo iluminado con decoración navideña. Santa Claus Village nos pareció un lugar mágico donde volvimos a saludar a Santa y compramos algunos souvenirs.
Merece la pena que os adentréis en la casa de Papá Noel, la de verdad verdadera, y crucéis de nuevo el Círculo Polar Ártico. Es un lugar muy acogedor que rebosa espíritu navideño por todos lados y en el que es imposible no sentirse especial.
Cuando regresamos a Lapland Safaris eran las cuatro de la tarde y nos mirábamos a la cara sin poder dar crédito de todo lo que habíamos visto. Había sido un día completo inmersas en Laponia Finladesa. ¡Ah! En el bus de vuelta nos dieron a cada uno nuestro diploma oficial made in Lapland Safaris certificando que hemos visitado el Círculo Polar Ártico. ¡Mola!
Te dejamos con este vídeo que resume cómo vivimos ¡nuestro primer día en Rovaniemi! 🙂
Excelente post me ha encantado es que “Un viaje es cuando lo cuentas con tus vivencias, al compartirlo lo vuelves a disfrutar y a vivir Os animas a visitar lugares y destinos del mundo entero en general si os gusta viajar y queréis leer artículos y experiencias para tomar ideas para futuros viajes y en particular si vais a visitar alguno de los países o lugares en los que ya han estado ellos, ya que sin duda vais a encontrar excelentes reportajes con todo lujo de detalles y gran cantidad de fotos que os ayudaran a “marcar como favoritos” aquellos puntos que os llamen más la atención y planificar vuestro viaje. Es por ello que siempre visito este tipo de sitios para marcas como uno de mis favoritos según su testimonio, esto de las motos de nieve aparcadas en los patios de las casas a las afueras de Rovaniemi suena espectacular..! Amo viajar..! Gracias por tu infor..
Hola! Nos alegra muchísimo que te haya gustado 🙂 Por supuesto, un viaje lo vives tres veces: Cuando lo planificas, al estar inmerso en él y cuando lo revives escribiéndolo en el blog.
Sí, la experiencia en Rovaniemi fue fabulosa!!! Toda Laponia Finesa es una maravilla Muy muy top!
Gracias a ti por leernos.
Un abrazote, Eli y Mar
Hola Arol,
Me alegro que te haya gustado!! Fue un día muy especial para nosotras, 6 horas muy intensas en las que pudimos apreciar la belleza de esta increible zona del planeta.
La verdad es que tiene que ser muy curioso ver motos de nieve en verano, jejeje. Ahora en invierno es de lo más normal del mundo, pero claro, con todos los lagos descongelados y la hierbecita bien verde, debe ser extraño. 😉
Espero seguir viéndote por aquí!
Un abrazo muy grande,
Mar,
Hola Mar
Muy bonito el post.
Cuando estuve allí en verano me encontré un montón de motos de nieve aparcadas en los patios de las casas a las afueras de Rovaniemi y era muy gracioso verlas mientras afuera había mucho sol. Imagino que hace más sentido en invierno jajaja
Un abrazo
Arol