Villas marineras con encanto asomadas al Cantábrico. Hoy nos vamos de ruta por los pueblos más bonitos de la Costa Vasca
Si de algo puede presumir el litoral cantábrico vasco es de sus preciosas villas marineras. Desde el bilbaíno pueblo de Bermeo, hasta la fronteriza localidad guipuzcoana de Hondarribia, la Costa Vasca ofrece un desfile de pueblos con personalidad propia donde se repite el mismo patrón: Un cuidado casco histórico, un goteo de bares y tabernas donde llevarse a la boca los famosos pintxos vascos y un puerto plagado de pequeñas y trabajadas barquichuelas, al que se asoma una hilera de alegres fachadas de colores.
Bermeo, Mundaka, Mutriku,… Hoy nos ponemos en la carretera para realizar una de las mejores rutas de todo el litoral español. Bienvenido a la ruta en coche por los pueblos más bonitos de la Costa Vasca.
Bermeo
Bermeo fue nuestro punto de partida en la escapada vasca de hace unos meses. Lo elegimos por su fama de pueblo bonito y porque nos venía de perlas para visitar la icónica Ermita de San Juan de Gaztelugatxe –para los fans de Juego de Tronos, Rocadragón-. 😉 Nada como servir de escenario en una exitosa serie internacional para multiplicar exponencialmente el turismo de esa zona. 🙂
Pero más allá de la popularidad televisiva… Bermeo es bonito y punto. Este rinconcito de la costa de Vizcaya forma parte de la Reserva de la Biosfera de Urdabai y presenta un litoral tan escarpado como espectacular. Las vistas desde la popular ermita quitan el hipo.
De tradición marinera desde sus orígenes, Bermeo y sus bermeotarras –gentilicio de la localidad –fueron famosos maestros en la pesca de ballenas cuando la caza de esta especie no estaba prohibida. Por lo que parece, eran unos linces llegando al gélido Mar del Norte… ¡Menos mal que hemos evolucionado!
Como curiosidad, en el Puerto puede verse una réplica del ballenero del siglo XVII, Aita Guría. Un lugar en el que se ha instalado el Centro de Interpretación de la Pesca de la Ballena de Bermeo.
¿Edificios históricos? El Casino de 1894, el Claustro Gótico del Convento de San Francisco de 1357, la Iglesia de Santa Eufemia construida en los siglos XV y XVI, el Museo del Pescador instalado en la Torre Ercilla, el Ayuntamiento de estilo barroco con sus dos relojes de sol y el Arco de San Juan, del siglo XIV.
Para deleitarse… Su Puerto Viejo. Uno de los lugares con más personalidad de todo Bermeo y al que se puede acceder por cualquiera de los estrechos callejones empinados de su centro histórico. Está repleto de alegres fachadas entonadas en naranjas, rosados, chocolates, ocres, verdes y azules, y es el lugar perfecto para disfrutar de un tradicional pintxo vasco en algunas de las pintorescas tabernas con vistas al Mar Cantábrico.
¿Y para comer? Después de buscar y rebuscar -la mayoría estaban cerrados ese día-, nos convenció el restaurante Betxi. No estaba en el puerto pero sus platos pintaban muy muy bien. Pedimos su Menú Especial 1 que incluía primero, segundo, vino, pan y postre (26€) y salimos de allí rodando… ¡Qué rico estaba toooooodo!
Alojamiento en Bermeo
Durante nuestra escapada vasca, pasamos una de las noches en el casco antiguo de Bermeo, en el acogedor alojamiento Torre Ercilla Ostatua. Muy bien situado, precio bastante adecuado -unos 60€ la habitación doble- y un trato muy cercano y amable por parte del dueño.
Mundaka
Hablar de Mundaka es hablar de surf y de su popular “ola izquierda”. Una impresionante ola de hasta 4 metros de altura y 400 metros de longitud –considerada la mejor en su categoría de toda Europa– que ha convertido a este tranquilo pueblito costero de la Reserva de Urdabai en el paraíso para los amantes del surf. Cabalgar este gigante tubo acuático tiene que ser ¡alucinante! 🙂
Pero no todo iba a ser surf. 😉 El paseo por los alrededores del puerto, desde el cuidado y bonito parque en el que está la Iglesia de Santa María hasta la mega explanada donde está plantada la Ermita de Santa Catalina, es un imprescindible. Las vistas desde cualquier parte del camino, con el Islote de Izaro y el Peñón de Ogoño en primer plano del Cantábrico, son de las que te inundan la retina, cargan las pilas e invitan a pensar que todo es posible.
Fotogenia nivel Dios en una sublime y relajante combinación de naturaleza, historia y mar. Nos vino de perlas para la sobremesa.
Y si te gusta el senderismo, te recomendamos la senda circular hasta el Monte Katillotxu. 8 kilómetros que llevan unas 3 horas. Las panorámicas desde la cima son de infarto y, además, podrás visitar los restos megalíticos -dos dólmenes y tres túmulos- que evidencian la presencia humana en la zona desde el año 3640 a.C. Sí, sí, hace casi 6000 años… Nunca dejará de sorprendernos lo antiquísimo que es el ser humano.
Elantxobe
El municipio de Elantxobe también pertenece a la Reserva de Urdabai y es de esas rarezas geográficas que nos brinda nuestra costa. Arropado de la envestida del mar por el Cabo Ogoño y los dos acantilados que lo flanquean, las calles de Elantxobe descienden casi en vertical por la ladera de la montaña hasta llegar a su pequeño puerto pesquero. Genial si quieres endurecer glúteos…
Unas singularidades urbanísticas que han obligado al ayuntamiento a agudizar el ingenio. Hace poco nos enteramos que en la parte más alta de la villa marinera hay instalada una plataforma giratoria que facilita la maniobra de salida del pueblo a los vehículos de gran tamaño, como autobuses públicos. Tiene que ser todo un espectáculo. A ver si en la próxima visita podemos verlo, jejeje.
Cualquiera de sus dos playas – Laga o Laida – es perfecta para darte un chapuzón en verano o, si corre valentía vasca por tus venas, invierno. 😉
Lekeitio
La expresión “la verdadera esencia se guarda en frascos pequeños” le viene que ni pintada a Lekeitio. Este recogido municipio del Golfo de Vizcaya refleja a las mil maravillas la imagen de típico pueblo pesquero vasco.
Su casco viejo, además de ofrecer una laberíntica y atemporal red de callejuelas por las que perderse en busca de historias y tradición pesquera, presume de contar con uno de los patrimonios artísticos y arquitectónicos más notables de la región. Destacan de manera especial los palacios de Uriarte, Oxangoiti, Uribarri y Abaroa y la Basílica de la Asunción de Santa María con su impresionante retablo gótico bañado en oro. Dadas sus dimensiones, más que una basílica, podría ser una catedral… 🙂
Por su parte, la zona costera, allí donde el Río Lea vierte sus aguas al Cantábrico, ejerce de genial anfitriona con la playa urbana de Isuntza y la contigua Playa de Karraspio. Un tesoro natural que completa la Isla de San Nicolás, a la que, ¡atención!, se puede llegar a pie si la marea está baja. 😉
¡Ojo! Muchísimo cuidado con volver antes de que la marea suba…
Mutriku
Toda una sorpresa. No estaba en nuestro itinerario inicial pero ante las varias recomendaciones en redes sociales, no nos quedó otra que hacer una paradita…
Mutriku, junto con Deva y Zumaia, componen el privilegiado triángulo de municipios pertenecientes al Geoparque de la Costa Vasca, un espacio protegido y dedicado al estudio del protagonista indiscutible de todo el litoral vasco, El Flysch. Una imponente enciclopedia de piedra cuyas páginas relatan episodios de la evolución geológica de nuestro planeta con una antigüedad superior a los 60 millones de años. La cifra casi marea… En este post te contamos más detalles sobre este tesoro natural. 🙂
Pero el atractivo de esta localidad no sólo reside en las paredes petrificadas de este gigante. Mutriku da la bienvenida con su coqueto puerto. Un entrante del Cantábrico flanqueado por impolutas fachadas que descienden escalonadas sobre la ladera del Monte Argo hasta llegar a un mar con decenas barcas y yates amarrados en perfecta simetría. Un delicioso lienzo de postal a escala real.
Si lo visitas en verano, no te puedes ir sin darte un chapuzón en alguna de las piscinas naturales que hay, precisamente, a orillas del puerto.
Puerta de la provincia de Guipúzcoa por el lado Oeste, esta pintoresca villa medieval conserva buena parte de su trazado medieval amurallado del S. XIII; declarado Conjunto Monumental en 1995. Una de las esculturas más importantes es la de Cosme Damián Churruca, héroe de la Batalla Naval de Trafalgar.
Estuvimos como un par de horas paseándolo y tomando algo en las agradables terrazas del puerto. Hablando de comida, dos recomendaciones gastronómicas de @Lonifasiko -todo un experto en el arte del paladar-: Bar Batzoki para ir de pintxos y restaurante Ametza Taberna para quedarse a comer. 😉
Con las baterías nuevamente a tope, continuamos ruta. ¡Un gusto haberte conocido Mutriku! 🙂
Guetaria
Conocida mundialmente por ser el municipio que dio a luz al navegante Juan Sebastián El Cano –primer marinero que dio la vuelta al mundo- y al reconocido modisto Cristóbal Balenciaga –hay un museo en su honor-, Guetaria es uno de los tesoros mejor guardados del litoral guipuzcoano.
La singular silueta geográfica de su peñón –un ratón–, la ensoñadora carretera N-634 que conduce hasta ella, sus populares asadores de pescado y la calidad suprema de su vino txakolí –tienen hasta su propia Denominación de Origen Getariako Txakolina– son los principales argumentos que alzan a Guetaria como uno de los pueblos más bonitos de la Costa Vasca.
Pintoresco donde los haya, Guetaria es un pueblo que te invita a sumergirte sin premura en sus edificios rebosantes de historia -en la iglesia gótica de San Salvador se celebró la Junta General de 1397 que declaró Guipúzcoa como provincia-, a contemplar sus casas góticas como la Casa Torre de Zarauz –el yacimiento arqueológico que se encontró en ella permitió reconstruir la ciudad desde la época romana-, a subir y bajar sus angostas calles empedradas, y a sentarte frente al mar en alguno de los asadores de pescado del puerto.
Como curiosidad, muy cerquita de Guetaria, apenas a 13 km por la mencionada N-634, se localiza el Asador Bedua. Una antigua Casa-Lonja reconvertida en restaurante tradicional decorado en piedra y con huerta propia, que se hizo muy popular tras servir como escenario de una de las escenas más cómicas de la peli “Ocho Apellidos Vascos”.
Nosotras estuvimos comiendo precisamente aquí y nos dimos un festín a base de rodaballo, carne, cocochas, ensalada, boletus y tarta de queso casera -deliciosa hasta decir basta- difícil de olvidar.
Es cierto que no es un restaurante barato pero la amabilidad y cercanía del personal y la extraordinaria calidad de los platos hace que merezca sobradamente la pena. Nosotros éramos cuatro y salimos a unos 55€ por cabeza. Eso sí, sin escatimar en pedir todo lo que se nos antojaba y con dos botellas de vino… 😉
Fue la mejor experiencia culinaria de toda la escapada por el litoral de Euskadi. 🙂
Hondarribia
Hondarribia es un pueblo precioso, singular, con encanto, de los que te enamoran desde el primer momento que pones un pie en sus calles… El último -o primer- pueblo del litoral vasco es, sin ningún género de duda, uno de los pueblos más bonitos de la Costa Vasca. De hecho, para muchos, Hondarribia es el más más de todos.
Este municipio guipuzcoano esconde uno de los cascos antiguos más alegres y pintorescos de toda la región. Fachadas con puertas y ventanas pintadas en vivos colores, balconcitos repletos de flores, balconadas de madera,… Todo súper cuidado y engalanado con un gusto exquisito.
Una de las zonas donde esta peculiar decoración alcanza su máxima expresión es el Barrio de la Marina o Barrio de Pescadores. Sus dos calles –San Pedro Kalea y Santiago Kalea– ofrecen la estampa más típica de toda Hondarribia, siendo también la imagen que aparece en la mayoría de postales turísticas. Una zona en las que, además, podrás reponer fuerzas saboreando la contundente y variada gastronomía vasca. ¡Menuda oferta de bares y restaurantes se gastan por aquí! 🙂
El entramado de calles empedradas del centro histórico de Hondarribia continúa protegido a día de hoy por las paredes de su muralla. La Puerta de Santa María es uno de los accesos. Tras ella, la bonita y ligeramente empinada Calle Mayor, o Kale Nagusia en euskera, conduce hasta la Plaza de Armas, uno de los emplazamientos de mayor relevancia histórica y lugar donde se ubica la Oficina de Turismo.
Y para ti, ¿cuál es el pueblo con más encanto de la Costa Vasca? 🙂
No habéis visto uno de los pueblos más bonitos de Bizkaia que es Ondarroa
Hola Antonio!
Muchas gracias por leernos y por darnos a conocer este otro pueblo. La verdad es que hemos estado buscando info sobre Ondarroa y sí, es precioso, la verdad. Una pena no haberlo visitado, jopé. De todas formas, vamos a incluirlo en el listado para que otros viajeros puedan conocerlo. Mil gracias por decírnoslo!
Un abrazo viajero,
Eli y Mar
Me ha encantado ver como disfrutais de mi tierra y de su gastronomía, y también la selección de hermosos pueblos que habeis hecho…Pero 🙂 Teneis que volver. Habeis olvidado una perla que sigue eclipsada ante el resplandor de Donostia: Pasaia San Juan, donde además también hay restaurantes de gran calidad. Genial post. Un abrazo!
Hooooola!!! Really???? Jopetas, pensábamos que los habíamos incluido a todos… Pues nada, como tenemos pensado volver por Sanse, hacemos una escapadita y lo incluimos en el listado! 😀 La verdad es que la costa vasca es una auténtica locura, qué bonita es. Además, como tuvimos suertaza de tener buen tiempo, pues todo brillaba más aún, jijijij.
Nos alegra muchísimo que te haya gustado el post. Fue una escapada muy especial. Un besote!
En otoño suele hacer buen tiempo. Y la luz es INCOMPARABLE. Porque íbais de costa, pero los bosques caducos amarillentos en otoño son un espectáculo difícil de olvidar.
Hooooola!
Pues sí, hemos visto fotos de compañeros nuestros que han visitado los bosques en otoño y son sencillamente preciosas. Es una faceta del País Vasco que aún tenemos que conocer, esperamos volver pronto!!!
Muchas gracias por tu recomendación y por pasarte por nuestro blog. 🙂
Un abrazote viajero, Eli y Mar