Nos iniciamos en la práctica del piragüismo en el bonito entorno de las Hoces del Duratón. ¡A remar!
Piragüismo ¿nosotras? No, no, gracias… Sí, reconocemos que eso de meternos en un habitáculo reducido y flotar en el agua nos ha echado para atrás desde siempre. Y no es que no nos llamara la atención, al contrario. Simplemente, pensábamos que igual éramos algo torpes para manejar los remos y que podíamos volcar en el río… A día de hoy podemos decir que ¡para nada! 🙂
¿Y qué lugar elegimos para nuestro bautismo “piragüil”? Pues nada menos que el río Duratón a su paso por el Parque Natural de las Hoces del Duratón. Un espacio natural que tuvimos el privilegio de conocer hace un tiempo tras la Noche de las Velas de Pedraza, y al que teníamos una ganas locasl de regresar con más calma.
Fue precisamente en esa primera visita al parque donde se forjó la idea de practicar piragüismo en las Hoces del Duratón. Estábamos en lo alto del peñón que alberga las ruinas de la famosa Ermita de San Frutos -lugar más visitado de todo el parque natural- cuando vimos unas coloridas piraguas verdes en el río…
Y como nos gusta cumplir lo que decimos, pues ¡aquí estamos! 🙂
Piragüismo en las Hoces del Duratón
Para realizar la actividad nos pusimos en contacto con los chicos de Naturaltur, una empresa que realiza turismo activo en la zona y que son unos verdaderos expertos organizando rutas de piragüismo en las Hoces del Duratón. Nada menos que desde 1985 llevan en activo… Nos transmitieron mucha confianza. 😉
Aunque Naturaltur nos dio la posibilidad de alquilar las piraguas por nuestra cuenta, como te podrás imaginar, preferimos una ruta guiada… Además de instruirnos en nuestra primera vez, nos interpretaría el entorno y podríamos conocer más a fondo la fauna y flora del lugar.
¿Cuánto duraba la experiencia? Teniendo en cuenta los desplazamientos, unas 3 horas y media.
En este enlace tienes más info -horarios, precio y detalle- de las diferentes rutas de piragua que tiene la empresa Naturaltur.
Salimos del alojamiento y ¡nos ponemos en marcha!
A las 10:15 estábamos en el punto de encuentro, el camping de Cantalejo. A tan sólo media hora de Artesa Suites & SPA, nuestro apartamento en la cercana Santo Tomé del Puerto. Cierto es que hay alojamientos más cercanos, pero lo queríamos con SPA. 😉
Pero bueno, al lío que nos desviamos. 🙂 Una vez conformado el grupo, nos pusimos al volante de nuestros respectivos coches y seguimos en fila india al todo terreno de nuestro guía Edu. Recorrimos unos 10 km, en su mayor parte camino forestal. Un camino que, si bien tiene algún que otro bache, en general está en bastante buen estado. Eso sí, que se llene el coche de polvo, es inevitable… 😉
Tras la mini excursión, llegamos al claro del bosque donde Naturaltur tiene todo el material necesario: chalecos salvavidas, remos y unos botes de diferentes tamaños para evitar que los objetos personales se mojen.
Como la mayoría éramos inexpertos, Edu nos dispuso en círculo para darnos unas nociones básicas. Técnicas sobre cómo sujetar y mover el remo para avanzar, así como los movimientos estratégicos para girar y parar. Si vas para la izquierda, remas hacia la derecha; si quieres girar a la derecha, pues remas hacia la izquierda.
¿Y si necesitas detenerte? ¡Fácil! Introduce ambos extremos del remo en el agua de manera alterna o bien rema una sóla vez hacia atrás. ¡Se detiene al instante! 🙂
¡Parecía sencillo!
¡Ah! ¡Importante!! Nada de gritar. No hay que olvidar que las Hoces del Duratón es un parque natural y, especialmente en la época de cría -de enero a julio-, no se debe molestar. 😉
A golpe de remo
Tras descender a pie el pequeño tramo que nos separaba del Duratón y, por parejas, nos fuimos metiendo en las coloridas piraguas que reposaban en la orilla del río. Las verdes eran las de Naturaltur. 😉
¡Por fin estábamos en el agua! Mientras el resto de compañeros se metían en el río, nosotras empezamos a poner en práctica lo aprendido. ¡Cómo molaba! ¡Era súper fácil! No tardamos ni un minuto en conseguir que la piragua hiciera justo lo que nosotras queríamos…
Acabámos de comprobar que, al menos en aguas tranquilas, hacer piragüismo es muy muy fácil. 😉
Comenzamos remontando el río hasta llegar al Monasterio de la Hoz…
Qué paz se respiraba en el entorno. Todo estaba tranquilo y en la más absoluta armonía… Nos habían dicho que no debíamos alzar la voz pero de verdad que no apetecía. Sobraban las palabras, era hora de relajarse y dejarse llevar.
Las paredes del cañón del Duratón se veían realmente imponentes desde el agua… Hasta ese momento, nunca antes habíamos tenido la ocasión de disfrutar este tipo de perspectiva. Cierto es que ya hicimos un crucero por el Sil, pero esta vez era diferente. Al estar casi a ras del agua, y ser nuestros propios motores de movimiento, teníamos la sensación de estar en perfecta simbiosis con el espacio natural. Una sensación de lo más reconfortante que ayudaba, y mucho, a estar completamente relajadas. 🙂
Ajenos por completo a nuestras miradas, algún que otro ejemplar de buitre leonado desplegaba por completo sus alas y alzaba el vuelo mostrándonos su porte esbelto. Observarlos danzar en el inmenso cielo azul era hipnótico… Qué elegancia de movimientos la de esta especie animal.
Edu aprovechaba estas repentinas e improvisadadas exhibiciones aéreas, para contarnos detalles y curiosidades del buitre leonado. Como el hecho de que una vez que el buitre está volando -aprovechan las corrientes ascendentes de aire cálido para elevarse sin mucho esfuerzo-, no consume nada de energía. Algo que le permite permanecer sin ingerir ningún tipo de alimento durante ¡10 ó 15 días! ¿Qué te parece? Igualito que nosotros, ¿verdad? 😉
Y ahí estaban. Las ruinas de lo que en su día fue -hasta que llegó la desamortización de Mendizábal- uno de los templos cristianos más importantes de la zona. Un lugar cuyas paredes dieron tantas veces refugio a Isabel La Católica. 😉
Aunque está en bastante mal estado de conservación, si quieres visitarlo por tierra, existe una ruta de senderismo algo recóndita que te lleva directamente hasta los pies del Monasterio de la Hoz.
Como pudimos, y poniendo en práctica el giro de piragua, dimos media vuelta y nos dirigimos hasta la Ermita de San Frutos.
Del Monasterio de la Hoz hasta la Ermita de San Frutos…
El Parque Natural de las Hoces del Duratón alberga una de las mayores colonias de buitre leonado de Europa -hay censadas hasta 1000 parejas reproductoras-. De hecho, pudimos ver varios polluelos (desafortunadamente no pudimos hacer una foto decente).
Como curiosidad, casi la mitad de estas parejas reproductoras consiguieron sacar adelante a su cría (el 47%). Un número muy elevado si se tiene en cuenta que se encuentran en una superficie bastante reducida -tan sólo 20 km del cañón pertenecen al Parque Natural-.
La mayoría de los buitres adultos permanecían inmóviles donde tenían los nidos. Mimetizados por completo con la roca caliza y tan sólo visibles por las retinas más entrenadas. Sin embargo, y para nuestra sorpresa, un numeroso grupo decidió alzar el vuelo y revolotear en círculo sobre nuestras cabezas… No pudimos evitar bromear con el hecho de que igual nos habían visto y querían que fuésemos su almuerzo… 🙂
Nada más lejos de la realidad… 😉
Edu nos comentó que si nos apetecía, había una parada programada para darnos un chapuzón en el río o ir al baño -hay una zona de wc permanentes que se esconden tras unos árboles-. Estábamos bien y el agua del Duratón aún no estaba apta para sumergirse, por lo que continuamos dándole al remo.
Desde la Ermita de San Frutos al punto inicial…
Y por fin, a nuestra derecha, la famosa Ermita de San Frutos del siglo XII en lo alto del promontorio. Un edificio cuya fundación se atribuye a San Frutos y sus dos hermanos, San Valentín y Santa Engracia. Dos buenas personas que decidieron abandonar toda su riqueza y refugiarse aquí para dedicarse a la vida contemplativa y a prestar ayuda a los más necesitados.
Para visitar la Ermita de San Frutos a pie, puedes dejar el coche en un parking cercano y recorrer los 3 km. de ruta que hay hasta el conjunto religioso.
Casi al final de la ruta hay un mirador desde el que se obtienen unas vistas brutales de uno de los meandros del Duratón…
Una vez en las inmediaciones, deberás cruzar un puente para salvar ‘La Cuchillada’.
Cuenta la leyenda que ‘La Cuchillada’ fue obra de San Frutos quién, con su bastón, abrió una grieta en la montaña para que los musulmanes no invadieran este sagrado lugar. En realidad, en su día, un desprendimiento originó esta milagrosa grieta en el meandro.
Esta ermita tiene entre sus paredes no pocas historias, episodios y milagros. Unos hechos que la han convertido en uno de los lugares de peregrinación más importantes de nuestro país.
Lo que podemos ver hoy día son las ruinas del monasterio benedictino y la pequeña ermita de estilo románico, la cual, desgraciadamente, permanece cerrada practicamente todo el año. Uno de los días que abre al público es el 25 de octubre, día de San Frutos. Aunque bueno, Edu nos desaconsejó venir por la zona en esa fecha. Por lo menos si queríamos disfrutar de una joranda tranquila y apacible como la que teníamos en ese momento.
Tras las sabias palabras del guía -quien nos narró los cinco milagros de San Frutos-, dimos media vuelta a la piragua y empezamos nuevamente a remontar el río para llegar al punto de inicio. A pesar de que remábamos a un ritmo sosegado, las casi dos horas que llevábamos en el agua, empezaban a hacer mella en nuestros desacostumbrados brazos… 🙁
No le dimos mayor importancia, era algo de lo más normal dada nuestra falta de experiencia… 😉 Eso sí, remábamos con un pelín más de celeridad para llegar lo antes posible y así poder descansar mientras llegaban los demás, jejeje. 😉
La aventura había llegado a su fin. Habían sido tres horas remando de un lado a otro por las tranquilas aguas del Duratón, entre buitres y alimoches. Una reconfortante sensación recorría todo nuestro cuerpo dando buena fe de la emocionante y fascinante vivencia que habíamos experimentado. Nuestra primera vez había sido sencillamente ¡genial! 🙂
Ahora que ya hemos perdido el miedo al piragüismo, seguro que nos da el punto en más ocasiones. 😉
También he estado aquí. Un abrazo. Concha
Siempre me ha gustado ver los alrededores desde el agua, tienen una perspectiva diferente. Vuestro post lo confirma una vez más. ¡Gran experiencia!
Siiii, la verdad es que me fascinó esta nueva perspectiva y de verdad que le hemos cogido el punto a esto y lo haremos más veces en otros entornos. Nos lo pasamos muy bien y nos sentimos muy realizadas. 🙂
Me alegra mucho que te haya gustado! Besitos!!