Además de cultura, tecnología y paisajes, Estocolmo ofrece un ambiente familiar, cercano y cómodo para pasar unos días de vacaciones ¿Quieres saber por qué?
1.- La amabilidad de su gente
Ir de visita a Estocolmo te hace sentir como si hubieras visitado tu pueblecito o ciudad natal. Lejos de lo que ocurre en otras ciudades extranjeras, los ciudadanos de Estocolmo están muy comprometidos con el turismo y tienen muy claro que tienen que ayudar al visitante para que se sienta como en su hogar.
Si te ven con un mapa, es más que probable que aparezca alguien que te pregunte, en un perfecto inglés, dónde quieres ir o qué necesitas -en nuestra última visita se nos acercó una mujer sueca que sabía español- :). Inclusive, si pueden, te acompañan hasta el destino para asegurarse de que llegas perfectamente. En serio, todo un lujo que, por supuesto, se agradece sobremanera.
2.- Wifi, wifi y más wifi
Hasta hace bien poquito, cuando aterrizábamos en cualquier país extranjero, lo primero que solíamos hacer era desactivar la tarifa de datos de nuestro móvil. Cierto es que desde julio de 2017, el tema de roaming ha dado un giro muy importante, por lo menos en la zona de la Unión Europea… Aún así, no siempre nuestras tarifas pueden estirarse tanto como nos gustaría. Whastapps a familiares y amigos, publicación en las redes sociales de todas las maravillas que estamos viendo y viviendo o, sencillamente, pedir consejo al señor Google para encontrar el mejor lugar dónde comer o cómo llegar a un determinado lugar… ¡Los megas vuelan! 🙂
Pues bien, en Estocolmo, esta situación se palía bastante gracias a la existencia de una red Wifi gratuita en el 95% de los bares y restaurantes así como en la mayoría de autobuses de la ciudad. La sensación es de ¡conectividad total! 🙂
3) La seguridad por encima de todo
La capital sueca puede presumir muy tranquilamente de ser una de las ciudades más seguras del planeta. La sensación que se percibe cuando recorres sus calles es la de seguridad absoluta, algo así como “no pasa nada”. Puedes pasear tranquilamente observando las fachadas de los edificios sin pensar en si el bolso está abierto o cerrado o si te tienes la cartera a buen recaudo, no es necesario guardar todas tus pertenencias mientras tomas un café o una cerveza y te sientes confiado aunque entres en el metro de Estocolmo en hora punta…
¡Una verdadera gozada! 😉
4) Que quieres un café, pues te lo pones, que se te acaba, pues te pones más
En Estocolmo, y en Suecia en general, está muy arraigado el concepto refill. Para determinadas bebidas como el café, el té, las infusiones o algunos licuados, al entrar a un bar, pagas una consumición y cuando se te acaba vuelves a rellenarlo con un coste muy inferior al de la primera vez -un café pueden ser 20 SEK y luego el refill de ese vaso de café te puede costar 3 SEK-.
Nosotras incluso repetimos con la sopa de alce en el pueblo de Jokkmokk…
5) Tarjeta de crédito, ¡I love you!
Otra “preocupación” cuando viajas al extranjero es la moneda del lugar. En el caso de que no sea la misma que la de tu país, toca cambiar dinero en tu entidad bancaria, aeropuertos o alguna oficina exchange. Un engorro que no siempre apetece y que da verdadera pereza…
Como no podía ser de otra forma, en Estocolmo tampoco tendrás este problema, ya que todo, absolutamente todo, se puede pagar con tarjeta de crédito. Un reconfortante café, una botella de agua, el billete de bus en el propio bus, unos sencillos chicles… Da igual lo que sea y el importe, el establecimiento te acepta la preciada VISA ¡seguro!
¡La tarjeta de crédito es la reina! Vayas por donde vayas puedes usarla, inclusive en aquellos lugares que no hay personal. Nosotras pagamos con tarjeta en una gasolinera cuando estábamos de ruta por Kiruna, aún era temprano y no estaba abierta, pero una pantalla táctil multiidioma y muy intuitiva nos facilitó la tarea. 🙂
Sabía que me iba a gustar pero después de nuestra estancia el año pasado solo puedo decir que es adorable. Y, es cierto, cuando llegamos al aeropuerto y cogimos el bus el conductor, al llegar a la Estación Centralem nos acompañó hasta la línea de metro que teníamos que coger 😉
Muchas gracias por tu comentario Mónica!! Bien cierto, es increible lo amables que son, tendrían que tomar ejemmplo muchas otras ciudades, jejejeje.
Un abrazote!