Entre olivos, infinitas cumbres y pueblitos blancos. Te llevamos por esa fabulosa tierra que nos descubrió Félix Rodríguez de la Fuente
Suele decirse que el lugar donde naces suele marcarte para toda la vida… Quizás sea ese el motivo del regocijo de Eli cada vez que hacemos alguna excursión por el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Al fin y al cabo, sus ojitos vieron por primera vez la luz en la serrana localidad de Siles, el extremo más oriental de este fabuloso espacio natural; lo debe llevar en los genes… 😉
Las rutas a la Peña del Cambrón o al Pico de Navalperal son especialmente recomendables por las fabulosas vistas que ofrecen… 🙂
En esta ocasión le tocaba el turno a la flamante Cazorla, justo en la zona más occidental del parque. ¿El punto de partida? El pueblito natal de Eli, Siles, la puerta oriental de Andalucía.
De ruta por Cazorla, Segura y Las Villas
Sabias palabras del relevante y célebre naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Sí, ese personaje cuyos documentales acercaban los comportamientos animales más fascinantes a los hogares españoles a finales del siglo pasado. ¿Recuerdas los abrazos y carantoñas que les daba a los lobitos o la manera de transmitirnos el ritual de los ciervos en plena época de berrea? Qué recuerdos!!
Pues bien, fue precisamente Don Félix Rodríguez de la Fuente, gracias a los reportajes emitidos en su programa ‘El hombre y la tierra’, quien hizo salir del anonimato a este espacio protegido andaluz, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, nada menos que el mayor de la Península Ibérica. 🙂
Hacia el Embalse del Tranco…
Como queríamos conocer el palpitante corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, decidimos ir por las carreteras comarcales que lo atraviesan de Este a Oeste, desde Siles a Cazorla, visitando, ya de paso, algunas de sus villas más características, como Cortijos Nuevos, Hornos de Segura o Beas de Segura.
La carreterita de montaña A-317 no nos permitía acelerar mucho más allá de los 50 km/h pero nos daba igual, la belleza de sus paisajes bien merecía ir con calma.
Una vez en Hornos de Segura y tras echar una ojeada al Cosmolarium – centro de divulgación de Astronomía y otras ciencias relacionadas con el estudio del Universo, ubicado en el Castillo -, seguimos por la serpenteante A-319; una vía de lo más recomendable por discurrir pegadita al Embalse del Tranco, ese a quien principalmente alimentan las aguas del Río Guadalquivir. 🙂
Nos deteníamos cada vez que veíamos un mirador o ensanche de la carretera, estábamos ansiosas por inmortalizar los matices del color de sus aguas así como el fuerte carácter que le daba el estar al arrope de las imponentes montañas de la Sierra de Segura.
Mirar qué vistas hay de todo el entorno desde el Mirador del Control Viejo… ¿De cine, verdad?
Al fondo se divisa el famoso Pico del Yelmo y las casitas blancas de Hornos del Segura. 🙂
El Embalse del Tranco – También conocido como Pantano del Tranco – es el embalse más importante de la provincia de Jaén y uno de los de mayor caudal de España, con casi 1500 Ha de superficie y casi 500 hectómetros cúbicos de capacidad. Su biodiversidad y riqueza paisajística es de tal calibre que todo el entorno está protegido como Área de Reserva de Bujaraiza.
Como curiosidad, desde hace unos meses, se puede navegar por él gracias a las diferentes tipos de rutas – ornitológicas y arqueológicas – que realiza un barco solar a lo largo de todo el año.
Centro de Fauna Silvestre Collado del Almendral
Tras deleitarnos con las vistas, continuamos, sin dejar nuestra amada carreterita, hasta llegar a uno de los platos fuertes del parque, el Centro de Fauna Silvestre Collado del Almendral – El hermano de Eli visitó este lugar hace un par de años y tenía muy buenos recuerdos de una ruta que hizo y que le permitió disfrutar de la fauna y flora de todo el entorno, y claro, queríamos revivir su experiencia -, pero… ¡La entrada estaba prohibida! 🙁
A día de hoy, el Parque Cinegético Collado del Almendral se visita mediante visita guiada en tren turístico – 5 km aproximadamente, 45 minutos y 9 € la entrada general -. A lo largo de la ruta se pueden ver animales en semilibertad – ciervos, gamos, muflones, cabra montés,… – dentro de un paraje natural de 100 hectáreas.
Y esa parte que en su día se podía visitar por libre – una ruta de 1’5 km – te permiten realizarla una vez que te dejan con el tren turístico en un punto concreto, eso sí, previo pago de una tasa adicional que se debe abonar antes de subirte al trenecito.
Sinceramente nos hubiera gustado hacerla, pero nos pareció excesivamente caro… Está bien que se proteja el espacio natural y se controle la cantidad de visitantes que acceden al parque para garantizar el bienestar de los animalitos, pero 9 euros… ¡Demasiado! Si os apetece probar la experiencia, en esta web tenéis toda la info de precios y horarios.
Así que nada, nos dimos media vuelta y continuamos ruta… 🙂
La sierra a nuestros pies… Mirador Puerto de las Palomas
Dejamos de lado el Centro de Visitantes Torre del Vinagre – queda pendiente – ya que el parking estaba literalmente hasta arriba y era un poco caótico intentar dejar el coche en algún sitio. En su lugar, continuamos nuestro camino entre los inmensos olivares de Jaén y sus pueblitos blancos…
… a la par que imaginábamos lo bien que estaríamos alojadas en alguno de los hoteles que veíamos a lo largo de toda la ruta. La piscina del hotel Coto del Valle de Cazorla nos pareció ideal para este veranito… 😉
De repente, a nuestra derecha, un saliente de la carretera y unas vistas de infarto de todo el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas… Nos encontrábamos ante el Mirador Puerto de las Palomas, un estratégico balcón desde el que contemplar la mayúscula belleza e inmensidad de este parque natural. Qué pequeñas nos sentíamos ante tal lienzo de vida. Las vistas eran brutales. ¡¡Mirad, mirad!! 🙂
¡Qué bonita eres Cazorla!
Y por fin, tras kilómetros de curvas inacabables y la vista repletita de paisajísticas hipnóticas, llegamos a la joyita del parque natural, la localidad de Cazorla, sin duda alguna, la más mediática y conocida de todo el espacio natural.
Gracias al mundo digital, habían sido muchas las ocasiones en las que habíamos visto las casitas blancas encaladas de Cazorla…
Afortunadamente, ninguna imagen vista superaba lo bonito de verla así, en ese momento, al natural y justito en frente de nosotras. 🙂
Callejeamos por su centro histórico para conocerla más en detalle. A uno y otro lado, las vistosas y coloridas macetas repletas de plantas en pleno apogeo primaveral, aportaban la nota de color y vida a las tradicionales fachadas blancas tan características de la arquitectura andaluza.
Subimos una cuestecita y llegamos a la animada Plaza de Santa María – plagada de restaurantes y tabernas – donde nos saluda su famosa e inacabada Iglesia de Santa María, esa cuya construcción nunca llegó a finalizarse debido al gran diluvio que asoló Cazorla en 1964, en primer lugar; y a la barbarie del ejército napoleónico después; truncando así los planes del afamado arquitecto Andrés de Vandelvira.
Las dimensiones de este templo religioso son tremendamente desproporcionadas, casi parecía que tuvieran en mente la construcción de una catedral – hay que tener en cuenta que en aquellos años, la villa de Cazorla, no superaba el millar de habitantes. 😉
Justo detrás de la iglesia, de camino al Castillo de la Yedra – al cual no subimos porque estaba cerrado -, nos encontramos con un rinconcito de lo más delicioso y relajante y que nos vino de perlas!! Era casi medio día y el sol pegaba con fuerza… Se trataba del Río Cerezuelo a su paso por Cazorla, causante, en gran medida, de la curiosa y frustrante historia de la Iglesia.
Al fondo, nos llamó la atención el Centro Turístico Frondosa Naturaleza, al cual entramos para solicitar algo de información de Cazorla y donde nos sorprende la noticia de que realizaban visitas guiadas a la Iglesia y a la bóbeda subterránea que pasa bajo ella… – 2 € por persona -. ¡Nos pareció una ideal genial!
Nuestra simpática y sonriente guía, Rocío, nos contó las peculiaridades y detalles que hacen tan especial a esta iglesia así como algunas anécdotas de los devastadores episodios que sufrió el proceso de construcción del templo. ¿Sabíais que el gran diluvio que arrasó Cazorla en 1964 llevó restos de la iglesia 5 km río abajo?
Curiosidades que ciertamente llamaron y mucho nuestra atención, como saber que es la única iglesia del mundo construida sobre un río. Los arquitectos de la época consiguieron salvar las dificultades que presentaba Cazorla; tanto para su expansión, como ciudad como para albergar una iglesia – estar entre montañas y atravesada por un río no ayudaba. ¿Y cómo? Pues se les ocurrió la magnífica idea de desviar el cauce del río a través de una bóveda subterránea, posibilitando así el poder seguir construyendo por encima! 😉 ¡¡Bravo!!
Hora de comer…
Terminada la interesante visita y como no podía ser de otra forma, decidimos practicar ese tipo de turismo que tanto nos gusta… ¡El turismo gastronómico!
Os dejamos con algunos de los platitos del Mesón Taberna Quinito que calmaron nuestro apetito en Cazorla. Muy, muy recomendable. 😉
El broche de oro al estupendísimodía por las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. 😉