No esperes más y súbete a lomos de estos magníficos caballos. Recorre el Parque Nacional de Cabañeros. Descubre su fauna y flora. Aprende y conoce la naturaleza que seguro que la tienes muy cerca.
Para terminar nuestra visita al Parque Nacional de Cabañeros, qué mejor que hacer una ruta a caballo el domingo por la mañana. Así que nos pusimos pantalón largo y calzado cerrado y fuimos hacia Las Islas, una pequeña localidad perteneciente a El Robledo.
Siendo domingo y un poco temprano no había muchos sitios para tomar un café, pero al llegar a El Robledo ya encontramos en la calle principal el Bar Avenida , perfecto para un cafetito y además te dan de picar algo dulce, genial¡¡.
Después del café continuamos hasta Las Islas, que quedaba a dos minutos en coche, allí es donde tienen su sede Aventuras Cabañeros, en una preciosa casita empedrada, esta empresa practica el turismo sostenible y no sólo tienen rutas a caballo sino muchas más actividades.
En la entrada te recibirán este simpático pero tímido burrito, llamado Valentín, ¡súper majo! Y por supuesto, nuestro guía Darío.
Valentín
Con los caballos ya preparados nos pusimos el casco, las polainas y nos subimos a lomos de Capote y Marina, dos preciosos y muy dóciles ejemplares de color tordo y castaño. Lo cierto es que nos encantan estos animales y hacía mucho que no habíamos montado a caballo, así que nos quedamos un poco ensimismadas sobre ellos.
Si no habéis montado a caballo nunca, no esperéis más, no os podéis perder esta sensación.
Mientras, Darío nos explicaba el tipo de montura que llevábamos y algunas recomendaciones importantes para llevarte bien con el amigo que te lleva encima, tales como quitarles las moscas de vez en cuando y hacerles alguna gracia, son muy majos y te lo agradecerán;).
Una vez listas salimos en fila, al son del rebuzno de nuestro amigo Valentín que se despedía, y acompañados por Campero, un mastín que no se separa de Darío.
Ruta a caballo. Parque Nacional de Cabañeros
Afortunadamente son caballos acostumbrados a hacer este tipo de rutas y no necesitan que les digas nada que ya siguen ellos al compañero de delante.
Darío nos llevó por caminos y huertas explicándonos detalles de la fauna y la flora del lugar, vimos muchos nidos de cigüeñas, que son frecuentes en la zona, además de los típicos agujeros en los troncos viejos que dejan los pájaros carpinteros y chopos cuando llegamos a la orilla del río Bullaque.
Ruta a caballo. Parque Nacional de Cabañeros
Recorrimos la parte donde confluyen el río Alcobilla y Bullaque y estrenamos un trote a modo de bautizo, si eres un jinete más experimentado esto te será pan comido, pero a mí se me iluminaba la cara cada vez que Marina se ponía a trotar, aunque fuera sólo un poquito y me empapase con ello.
Ruta a caballo. Parque Nacional de Cabañeros
En el camino de vuelta, ya con un poco de calor puesto que había entrado la mañana, cruzamos el puentecito del río Bullaque, que en invierno suele quedar inundado, y volvimos tranquilamente de nuevo hacia la casa donde de nuevo nos recibió Valentín rebuznando súper contento.
Después de casi dos horas a lomos de Marina daba mucha pena bajarse, aparte de tener las piernas algo entumecidas, pero lo cierto es que montar a caballo siempre me entusiasma y mucho más en este paraje natural, sin duda único.
Si venís al Parque Nacional de Cabañeros no olvidéis recorrerlo a caballo¡¡ 🙂
