15 de los barcos más representativos de la marina sueca reunidos en el Museo Maritiman de Gotemburgo. Un flamante museo flotante en el corazón de la ciudad
La ciudad de Gotemburgo nació de un puerto marítimo y frente al mar, una génesis fuertemente vinculada al mundo marino que alcanza su máxima expresión en el flamante Museo Maritiman de Gotemburgo. Una muestra de 15 barcos que sirvieron a la marina sueca en tiempos agitados, reunidos en un único museo marítimo fotante que ya ha sido galardonado en varias ocasiones por su excelencia. 😉
El Maritiman es un “señor museo” que teníamos muchas ganas de visitar. De hecho, estaba en nuestra lista de imprescidibles para el primer día en la ciudad, junto con el mirador del edificio Läppstiftet y una rutita en barco. 🙂 Nos parecía una genialísima forma de comenzar a explorar Gotemburgo.
Su precio general son 125 SEK (unos 13€), aunque puedes ahorrártelos si tienes la Göteborg City Card! ¿Zarpamos? 🙂
Museo Maritiman de Gotemburgo
Llegamos al muelle Packhuskajen, lugar donde está ubicado el Maritiman, poco después de las dos de la tarde. El museo cerraba pronto -a las 17:00 horas- y queríamos visitarlo tranquilamente.
Realmente, el orden en el que se visiten los diferentes barcos que componen este macromuseo naval es indiferente. El primero siempre es el Ferry Dan Brostöm, pues es por el que se accede y donde se obtienen las entradas, además de disponer de un restaurante por si quieres tomar algo. 😉
Una vez atravesado éste, nosotras preferimos empezar por el destructor Småland. Era el más exhorbitante y el que más nos impresionaba. 😉
Construido en 1952, el buque HMS Småland fue el primer navío en transportar misiles del mundo, siendo, hoy día, el destructor de mayor tamaño que se conserva en Escandinavia.
8 misiles, 8 lanzatorpedos, 2 parejas de cañones automáticos, una pareja de pistolas antiaéreas automáticas y 6 cañones antiaéreos sencillos, formaban la conocida, durante la II Guerra Mundial, como la artillería antiaérea más efectiva.
Resultaba verdaderamente complicado no quedarse pasmada tras leer y analizar toda la información. Máxime cuando se está paseando por la cubierta y se ve de cerca su potencial destructivo…
Recuperadas en cierta medida de la impresión, nos adentramos de lleno en su interior. Estábamos impacientes por conocer los entresijos de aquel gigante del mar. 🙂
¡¡Qué chulada!! Cualquiera diría que este colosal se ha retirado de la acción… -Dejó de servir a la marina sueca en 1979-. Todas las estancias estaban exactamente como en origen o bien habían sido recreadas con un nivel de precisión asombroso: Camarote dormitorio, sala de reuniones, salita para tomar café, oficina, cocina,…
Hasta había maniquís a tamaño real en algunas dependencias, como la enfermería… 🙂
La subida y bajada a los diferentes compartimentos del barco se realiza por las puertas y escotillas originales y, como bien sabemos por los reportajes y películas, éstas son más bien estrechitas y vienen acompañadas de unas escaleras igualmente angostas y verticales, por lo que hay que extremar las precauciones y no ir a la ligera -los tacones para después-.
Esta situación se acentúa cuando toca acceder a la sala de máquinas…
Su acceso es un abertura circular que hay en el suelo bastante justa en tamaño -una persona demasiado grande lo tendría muy complicado-. Además, recomiendan bajar sólo cuando una señal luminosa te lo indique. La sala de máquinas es un espacio extenso pero algo claustrofóbico, por lo que no es aconsejable que haya muchas personas visitándola simultáneamente. Dejar salir, antes de entrar. 😉
Ya en su interior, hemos de decir que fue uno de los rincones del navío que más nos sobrecogió.
¿Te imaginas todo este “tinglao” en pleno funcionamiento? Las turbinas, las bombas de agua, los motores,… Ufff, nosotras sí, y sólo con pensarlo sentíamos escalofríos. Y no, los escalofríos no eran precisamente porque en esa zona hiciera frío… 😉
Según estuvimos informándonos, el sistema de bombeo utilizaba el agua del mar para enfriar el acero tras pasar por la turbina. La bomba tenía una capacidad de 10 metros cúbicos por minuto, lo que proporcionaba la fuerza suficiente para que el barco navegara a una velocidad de 2 nudos. ¿No está nada mal para la época, verdad?
Nuevamente en la superficie, continuamos el interesante recorrido por el resto de barcos del Maritiman.
El submarino Nordkaparen, que estuvo en servicio hasta 1983; el monitor Sölve, construido con la finalidad de defender el archipiélago; el barco petrolero HMS Hugin, cuyas funciones eran, entre otras, la de servir de escolta o realizar tareas de rescate…
… o el buque faro NO.29 Fladen, fueron algunos de los navíos que nos parecieron más llamativos y de los que más disfrutamos, bien por las historias que escondían, bien por lo bonitos que eran. 🙂
Inclusive tuvimos la oportunidad de observar nuestro alrededor a través de un periscopio… 🙂
En el interior del barco Fladen vimos hasta una pequeña habitación forrada con dibujos infantiles y banderas de todo el planeta. Algo lógico si tenemos en cuenta que en el Museo Maritiman se organizan fiestas infantiles para que los más peques aprendan jugando. 😉
Cerca de las cinco de la tarde, dimos por finalizada la visita. Habían sido tres intensas horas inmersas en el mundo naval conociendo en profundidad el corazón de esta faceta de Gotemburgo. Una experiencia que nos gustó mucho ¡y que te recomendamos! 😉