Te llevamos de paseo por El Hayedo de Montejo, un oasis natural de cuento de hadas que luce especialmente bonito en otoño!
La Sierra de Madrid tiene fama de ser una caja de sorpresas… Cuando crees que ya te la conoces, surge un lugar nuevo que te deja ¡con la boca abierta! Eso es exactamente lo que nos pasó cuando descubrimos el Hayedo de Montejo, un espacio natural fascinante y de belleza natural increíble que se esconde al cobijo de la madrileña Sierra del Rincón, Reserva de la Biosfera desde 2005.
Parte de la importancia del Hayedo de Montejo radica en el hecho de ser el hayedo situado más al Sur de la Península Ibérica y, en general, de Europa. El hábitat natural del haya se encuentra en las frías zonas centrales del viejo continente y en los bosques del Norte de España, necesitando para su desarrollo climas húmedos y áreas de umbría.
Esta particularidad hace totalmente inviable su supervivencia en las provincias centrales y sureñas de nuestro país a excepción, eso sí, de la Sierra del Rincón, cuyas abruptas laderas regadas por el Río Jarama, consiguen ofrecer las condiciones climatológicas tan especiales que nuestro protagonista demanda. 😉
Descubrimos el Hayedo de Montejo
Llevábamos tanto tiempo deseando ver el Hayedo de Montejo que casi no nos creíamos que estuviéramos a puntito de entrar… Pero sí, ahí estábamos, ilusionadas junto al resto del grupo esperando que nuestra guía saliera a por nosotros. 😀
Antes de recoger nuestros pases, Rocío nos contó algunas normas básicas de la ruta, como la prohibición de recolectar setas y la obligatoriedad de ir siempre por la senda marcada y no aventurarnos por nuestra cuenta, a menos de nada podríamos estar pisando un haya de 10 u 11 años… Su crecimiento es tan lento que, a esa edad, apenas han alcanzado ¡los 10 cm! 😮
Pese a que ya habíamos oído hablar de la espectacularidad paisajística de este enclave natural y nos habíamos deleitado con decenas de fotografías, nada era comparable con estar inmersas en su interior. Los todavía verdes del verano empezaban a perder protagonismo en pro de los tonos cobrizos y ocres propios del otoño. Amarillos, rojizos, verdosos, marrones,… Toda una paleta de colores conformaban paisajes de cuento de hadas.
A cada paso que dábamos aparecía un nueva escena ante nuestra mirada todavía más fotogénica que la anterior. Un nuevo escenario natural que llenaba nuestras retinas y pedía a gritos ser fotografiado.
A mitad de camino, Rocío nos invitó a cerrar nuestros ojos y escuchar los sonidos del bosque… Las fuertes ramas de robles y hayas susurraban al moverse por el viento. El agua del río Jarama seguía su curso habitual tranquilamente y sin celeridad. Los cantarines agateadores replicaban con fuerza como si aún no se hubieran percatado de que el periodo estival había finalizado. Algún petirrojo hacía acto de aparición como si quisiera saludar… ¡Qué maravillosa experiencia! Nos sentíamos bien, muy bien. Relajadas y totalmente embriagadas por el torbellino de sensaciones que estábamos viviendo.
Cada cierto tiempo, nos deteníamos en puntos estratégicos para que Rocío nos ayudara a conocer más detalles del entorno en el que nos encontrábamos. Por ejemplo, a saber distinguir la posición de las ramas o la diferencia entre una hoja de haya -con pelitos en los extremos- y una hoja de roble -forma dentada y aterciopelada en su parte trasera-.
Las hayas no son especies vegetales que duren miles de años, lo habitual es que duren 200 ó 300 años -que ya está bien- y que alcancen los 30 ó 40 metros de altura. En nuestro paseo conocimos uno de los ejemplares más antiguos y más altos del Hayedo de Montejo, el haya apodada “pata de elefante” por la innegable similitud -en la zona del tronco que pega al suelo- con la extremidad del paquidermo. ¿Sus medidas? Casi 30 metros y algo más de 200 años de vida.
También tuvimos la ocasión de conocer a un espléndido ejemplar de haya cuyas raíces se asientan en gran parte sobre la superficie. Como puedes imagianr, ésta requiere de más mimo y un regado adicional para que luzca así de genial todo el año.
Nuestra inmersión natural también nos sirvió para conocer un poquito mejor al acebo -acebina si es hembra-. Esta especie vegetal, como sabes, es muy común en nuestros hogares en época navideña y el otoño le siente especialmente bien.
¿Sabías que su hoja puntiaguda tan singular sólo crece en la parte inferior del acebo? Pues sí, y tiene la importante misión de proteger al acebo de los animales. No debe ser plato de buen gusto llevarse a la boca estas “hojitas”… 😉
Cuanto más permanecíamos en el hayedo, más increíble nos resultaba pensar que, esa misma mañana, nos habíamos despertado en la mayor urbe de este país, en Madrid. Y ahora, casi sin darnos cuenta, estábamos en un oasis sin ruido, sin multitudes, sin prisas, sin contaminación,… Sólo 100 km separan estos dos mundos tan tan distintos y es algo que, sinceramente, nos tranquiliza. 🙂
La visita guiada finalizaba en una extensa área que tiempo atrás sirvió de carbonera -el negro suelo daba buena fe de ello-. Tocaba volver sobre nuestros pasos hasta el punto de partida para, después, poner rumbo de nuevo a la capital. La visita llegaba a su fin pero ambas sabíamos que volveríamos a este lugar muy prontito. Quizás cuando esté cubierto por un manto blanco o, tal vez, cuando el intenso verde primaveral haga su aparición… Ya elegiremos el momento. Lo que sí sabemos es que no nos despedimos con un adiós, sino con un “Hasta pronto Hayedo de Montejo“. 😉
Visitar el Hayedo de Montejo. Info práctica
El acceso al Hayedo de Montejo es totalmente gratuito pero no se puede entrar por libre. Durante todo el año se organizan grupos de visitas guiadas que permiten proteger el espacio natural, manteniendo un equilibrio vital y necesario entre la fauna y flora del lugar y los amantes de la naturaleza. 🙂
Las visitas guiadas suelen durar una hora y media, aunque bien es cierto que pueden sufrir variaciones si las condiciones climatológicas son muy extremas.
Las autorizaciones para entrar las gestiona directamente el Centro de Información del pueblecito de Montejo de la Sierra, siendo necesario pasar a recoger el pase físicamente antes de dirigirte a la entrada del hayedo.
Conseguida tu entrada, el siguiente paso es estar a la hora de tu visita en la entrada del hayedo, situada justo al pasar el Puerto de El Cardoso -5 minutos en coche desde el Centro de Información-. El coche se puede aparcar a un lado de la carretera sin problema alguno.
Aunque el Hayedo de Montejo se puede visitar en cualquier época del año, la gran mayoría escoge el otoño para descubrirlo. Esto conlleva que conseguir una entrada en octubre o noviembre sea prácticamente una misión imposible… ¿Nuestro consejo? Si quieres disfrutar del hayedo en el esplendor otoñal reserva con antelación, con mucha antelación. Los pases se habilitan hasta con tres meses de antelación, así que…
Otra opción es levantarse a las 6 y media de la mañana y estar allí a primera hora -el 50% de los pases se reservan para las autorizaciones presenciales- aunque bien es cierto que no te garantizan un pase. Todo dependerá de la afluencia de ese día.
En este enlace tienes toda la información para conseguir tu entrada. 🙂
Sea como fuere, lo que sí está asegurado es que todo esfuerzo habrá merecido la pena. El Hayedo de Montejo es de los espacios naturales más bellos de la geografía española.
Te dejamos con este inspirador vídeo de Sierra Norte dedicado, en exclusiva, a la belleza de este lugar tan especial. ¡Disfrútalo! 😉
¡Qué pasada de colores y de fotos! Me encanta! Ya voy buscando fecha en el calendario para ir. ¡Muchas gracias por descubrir este sitio tan molón! Congrats por el post! Un besoteee
Hooooola wapa!!
Muuuuuchas gracias!! El Hayedo de Montejo es un lugar increíble! Le teníamos ya muchas ganas … No sabíamos a qué sacarle fotos, nos volvimos locas … jejeje
Sí, reserva una fecha y vete yendo para ya que seguro que el lugar te encanta!! 😀 Y si ves que las reservas online están todas pilladas, está la opción de madrugar un poquito para estar allí a primerísima hora. El sitio lo merece!!
Besitos mil!
Chulísima la entrada chicas. Es que a parte de ser un paisaje espectacular, las visitas guiadas son una auténtica maravilla, las ganas que ponen los guías… Nosotros fuimos de los que se pegaron el madrugón padre porque no llegábamos nunca a tiempo para reservar las entradas con antelación. Y nos funcionó… ya se sabe “A quién madruga…” 🙂
¿Hicisteis la visita que va por la parte de abajo solamente? Si os animáis a volver otro año, hay una que empieza igual, y luego te va llevando por la parte más alta hasta llegar a un mirador sobre el hayedo. Cuando fuimos nosotros solo había un par de pases al día, creo recordar, que llevaban a cabo esa ruta. Y en nuestro caso al ser los primeros del día y todos adultos nos hicieron un mix de 3 rutas (zona baja, media y alta). Así que ese es otro aliciente para volver….
Chulísimas las fotos y las curiosidades que contáis…
Saluditos 🙂
Hooooola!!
Muchaas gracias!! jejeje, la verdad es que el entorno es tan inspirador que no sacar buen post con buenas fotos sería delito …
Sí, nosotras sólo hicimos la de la parte baja, de hecho desconocíamos que había otra por la parte alta … Tuvimos la suerte que el alojamiento donde estuvimos el sábado nos dijo que le acababan de dar algunos pases para el hayedo y nos preguntó si queríamos dos … Como para resistirse … Ya habíamos llegado a pensar que este año nos quedábamos también sin verlo en otoño.
Nos viene genial lo que nos comentas porque como nuestra idea es volver posiblemente en primavera, ya nos informaremos de las horas exactas de esos pases para disfrutar del hayedo desde otro punto de vista! Mil graciaaaaaas!!
Un besote muy grande!! 🙂