Uno de los tesoros naturales más mágicos de São Miguel se formó en el cráter de un volcán. ¡Bienvenido a Os Lagoa das Sete Cidades!
Podríamos decir, sin exagerar, que Lagoa das Sete Cidades -Los Lagos de Sete Cidades- son la postal de São Miguel y, casi casi, del Archipiélago de las Islas Azores. Su espectacularidad y belleza bien lo merecen.
Teníamos unas ganas locas de conocer este lugar que habíamos visto en tantas y tantas imágenes y artículos mientras nos documentábamos para la escapadita azoriana. Desde luego, superó con creces todas nuestras expectativas. 😉
Lagoa Sete Cidades
De origen volcánico, São Miguel está plagada de volcanes -afortunadamente, inactivos-. Fue precisamente en la caldera de uno de ellos, concretamente del Volcán de Sete Cidades, donde se formaron, tras la terrible erupción de 1445, dos lagos o, más bien, un doble lago: Uno de mayor tamaño y con las aguas teñidas de un color azul brillante, el Lago Azul; y otro, algo más discreto, coloreado en verde esmeralda, el Lago Verde. 😉
Ambos lagos, cuyo llamativo color proviene de la flora que vive en sus profundidades, están en las inmediaciones de la localidad de Sete Cidades, al Este de la isla. La construcción de un puente (abierto al tráfico y con andenes peatonales) permite cruzar de un lado a otro, ofreciendo la posibilidad de admirar en primer plano la calidad de las aguas de esta maravilla natural.
Las dimensiones del antiguo cráter son abismales… Nada menos que 12 km de perímetro, 4’2 km de largo y 2 km de ancho. ¡Una locura! Si a esto le sumamos la exuberante vegetación de laurisilva que rodea ambas lagunas, el resultado es una escena de recuerdo imborrable. Máxime si hace solazo y se distinguen claramente los matices cromáticos. ¡Qué bonito! ¿Cómo puede ser tan portentosa la Madre Naturaleza? 🙂
A un lado del puente, en dirección Sete Cidades, hay una especie de parque merendero con una buena afluencia de juguetones patos.
Y desde él, se accede a una vereda para caminar a orillas del Lago Verde. Si el día acompaña, el trayecto es una delicia. A nosotros nos empezó a llover – de repente, porque cinco minutos antes lucía un sol espléndido – y no pudimos recorrerlo entero, jejeje.
Miradores
Como puedes imaginar, no son pocos los miradores habilitados para capturar la panorámica de este lugar. Tres para ser más exactos.
Miradouro do Cerrado das Freiras
El más cercano es el Miradouro do Cerrado das Freiras, que es, precisamente, donde hacen su parada turística los autobuses.
Miradouro da Vista do Rei
El Miradouro da Vista do Rei (en honor a Carlos I de Portugal y su esposa Amelia de Orleans) es, sin lugar a dudas, el que ofrece la mejor perspectiva de ambos lagos y desde donde es más fácil apreciar la diferencia de color entre uno y otro lago.
Como curiosidad, en esta misma ubicación, se encuentran las ruinas del Hotel Monte Palace. Un lujoso hotel de 5 estrellas que a duras penas se mantuvo a flote desde el 15 de abril de 1989 hasta el 26 de noviembre de 1990. Demasiado lujo para una isla que, por aquel entonces, apenas recibía turismo internacional. 🙁
Acceder al edificio derruido está prohibido, de hacerlo, es sólo y exclusivamente, bajo tu responsabilidad. Eso sí, si te aventuras a subir a su terraza, obtendrás como obsequio unas vistazas insuperables. Como suele decirse… Up to you!
Unos lugareños nos chivaron que se está estudiando volver a reabrirlo. Quién sabe, igual ahora es un exitazo rotundo. 😉
Miradouro da Boca do Inferno
Terminamos con el más más de todos, el Miradouro da Boca do Inferno. Aunque sería más acertado si se llamara Mirador del Paraíso… ¡Alucinante! Y no sólo por el panorama que regala de Os Lagoa das Sete Cidades (y, ya de paso, del contiguo Lago de Santiago), que también, sino por el singular y abrumador relieve del terreno donde está encaramado.
¡No dábamos crédito a la majestuosidad del lugar! 730 metros de altura, un estrecho sendero de tierra flanqueado con barandillas de madera y las montañas, desnudas, cubiertas con una especie de musgo, tapizadas de verde pasto o atiborradas de árboles, desparramándose ladera abajo a tu alrededor. ¡De película!
Las fotos que habíamos visto no eran para nada comparables con la sensación de estar ahí, frente a frente, en directo, en persona. ¡Brutal!
La única pega es que, justo cuando estábamos en lo más alto, vimos cómo se formaba de la nada una gran cortina de agua que tardó segundos en posicionarse sobre nuestras cabezas y empaparnos hasta nuestro yo interior. 😉 La climatología en Azores es así de especial, puedes pasar por las cuatro estaciones en un sólo día, jajaja. 🙂
Pero todo merece la pena por estar ahí, en la Boca do Inferno. ¡Fascinante!
Por cierto, para ir a la Boca do Inferno, debes tomar el camino que nace justo donde está el panel informativo del Lagoa do Canário, en el lado derecho de la carretera que lleva a Sete Cidades. Aproximadamente 1 km que te llevará unos 15 minutos.
Una cómoda senda -salvo los últimos 100 metros que hay que subir por una pendiente algo pronunciada- que da buena cuenta de la exuberancia floral azoriana. 😉
Bonus extra
Si te apetece picar algo, después de alimentar a base de bien la retina, te recomendamos que te acerques a la cercana localidad marinera de Mosteiros. En Sete Cidades no encontramos nada que mereciera la pena. En cambio, en Mosteiros, dimos con el restaurante O Americo do Barbosa. Un local familiar, sencillote del todo, pero con una cocina y unos precios inmejorables. Si te gusta el pulpo, pídete su pulpo asado, la especialidad de la casa. ¡Exquisito hasta decir basta!
Además, la carretera costera que lleva hasta allí es un deleite para los sentidos. El arrebatador paisaje de vertiginosos acantilados, islotes sobresaliendo del océano y la propia Mosteiros adentrándose en el Atlántico, te hará soltar un profundo ¡Wooooooow!
El Miradouro do Escalvado es el lugar ideal para hacer una paradita. 😉
¡Qué mágica eres Azores! 🙂
Y para terminar… Una historia de amor
Érase una vez un gran reino de nombre Sete Cidades. En él, además de caballeros, doncellas y el noble pueblo azoriano, vivía un rey junto a su hija, una princesa de hermosura desmedida y brillantes ojos azules llamada Antília.
Las labores de pastoreo y cuidado del ganado del reino eran labor de un humilde pastor de sinceros ojos verdes. Cada día, en el albor matutino y sin demorarse lo más mínimo, el joven pastor partía junto al rebaño hacia los verdes y ricos prados del feudo.
Como cada mañana, andaba la princesa en su relajado paseo por los arrabales del territorio, cuando se vio deslumbrada por el joven zagal; quien no había visto belleza igual en su vida. Tal fue la fascinación que ambos sintieron, que no pudieron evitar caer perdida e irremediablemente enamorados.
Todo era ilusión, sueños y felicidad hasta que, tras varios meses de romance, el estricto rey descubre la afrenta. Su hija, la bella Antília, esa joven para quien él había reservado un apuesto y pudiente príncipe de un reino cercano, yace con un llano pastor. Enojado, y profundamente decepcionado, hace llamar a la princesa para comunicarle que los desafortunados encuentros debían finalizar de inmediato.
Antília, afligida y apesadumbrada, obedece. Queda con su pastor allí donde acostumbran, bajo la sombra de su árbol, y le confiesa la trágica noticia. Sumidos en una profunda tristeza, ambos comienzan a llorar con tal intensidad que se forman dos grandes lagos alrededor: El Lago Verde, por las lágrimas del zagal; y el Lago Azul, por el sollozo de la princesa.
Nunca más se volverían a ver, sus encuentros cesaron para siempre. No así su delirio. Pues allí donde tan felices fueron meses atrás, se había forjado un vínculo eterno a través de sus lágrimas. El lamento mantendría unido lo que la avaricia y el egoismo de un rey separó.
Una estimulante historia para uno de los mayores atractivos de la Isla de São Miguel, Os Lagoa das Sete Cidades.
Que coincidencia! yo también fuí en marzo de este año y sin duda alguna repetiría!
Volveré!!
Hola Paco!
Pues sí, menuda casualidad… Seguro que hasta nos cruzamos sin saberlo! 🙂 No nos extraña que quieras repetir, esta isla es increíble! Nosotras también queremos volver para seguir descubriéndola! Da para un mes, o dos o tres…
Muchas gracias por pasarte por el blog, esperamos verte de nuevo por aquí! 😉
Un besote,
Eli y Mar,
Buenas, una pregunta, ¿en qué fechas fuiste? yo voy en 10 días y os veo con chaquetas!!
Un cordial saludo!
Hola Miki!
Nosotras fuimos a comienzos de marzo, la primera semana, más concretamente. Y si bien no hacía excesivo frío, cuando hacía viento, mejor contar con una chaqueta, y si es del tipo “cortavientos” mejor que mejor.
En 10 días no sabemos qué tiempo hará pero suponemos que, más o menos, igual. Así que mejor echa en la maleta algún jersey y chaqueta porque seguro que lo agradeces. Un paraguas, también estaría bien, jejeje. Lo del anticiclón de las Azores es sólo un concepto… Pero no te asustes, en el mismo día puede llover y hacer sol media hora después.
Sao Miguel te va a encantar, es una verdadera maravilla de isla, nos das mucha envidia, estamos deseando volver.
Por cierto, si nos permites recomendaciones culinarias, tenemos un post con algunos de los mejores lugares donde comer, buenos, bonitos y baratos. 🙂
Un abrazo y feliz viaje!
Eli y Mar