En el límite de la provincia de Barcelona localizamos Rupit i Pruit, dos núcleos medievales unidos en uno sólo y comunicados por su peculiar puente colgante
Aprovechamos nuestra reciente escapada a Cataluña para conocer uno de los lugares con más encanto de Barcelona, Rupit i Pruit, dos núcleos urbanos comunicados por un puente colgante que se unificaron en un único municipio en 1977.
Rupit i Pruit se localiza a menos de dos horas de la cosmopolita ciudad, en la conocida como Comarca de Osona. Apenas 109 km separan el bullucio urbanita del disfrute, el descanso, la paz y la belleza arquitectónica que ofrece este pueblecito de calles empinadas y fachadas de piedra.
Alojamiento en Rupit i Pruit
Rupit i Pruit es perfecta para dedicarle un finde o un puente, de ahí que el abanico de alojamientos sea considerablemente amplio. Uno de los que nos parece más acogedor es el Hostal Estrella. Es cálido, con habitaciones forradas en piedra y madera y además, está en pleno centro. La tranquilidad está garantizada. 🙂
Paseo por las calles de Rupit i Pruit
Llegamos a Rupit sobre las doce de la mañana. Gracias a una suerte inmensa conseguimos dejar el coche en el parking que hay justo a la entrada del pueblo, cinco minutos después de que aparcáramos cerraron el acceso porque ya estaba completo. Nota mental… <<¡madrugar más la próxima vez!>> 😉
Como puedes imaginar, las calles de Rupit son completamente peatonales, el acceso a los coches está totalmente prohibido. Una realidad que obliga a dejar los vehículos a la entrada del pueblo, bien en el parking (2€ para turismos) o bien en algún ensanche de la carretera.
Salimos del coche ilusionadas por el entorno que teníamos frente a nosotras.
Hacía algo de viento y las nubes acechaban amenazantes, pero lejos de ser un inconveniente, ofrecía una atmósfera todavía más apropiada para disfrutar de la magia de este pueblecito esculpido en piedra.
Tras dar unos pasos llegamos al famoso puente colgante. Un letrero advertía que no debía cruzarse por más de diez personas simultáneamente. La estructura, si bien es perfectamente segura, presenta cierta inestabilidad si no se la trata con respeto, por lo que es mejor seguir los consejos para evitar sustos… 😉
Tenemos que admitir que cruzar el puentecito tiene su punto. Se genera un pelín de adrenalina que provoca una sensación de satisfacción cuando ya está al el otro lado. Algo así como <<¡Uf, me he salvado!>> 🙂
Las calles empedradas de Rupit i Pruit estaban prácticamente desiertas.
Resultaba muy placentero recorrer sus recobecos con paso calmado, observando los detalles de las fachadas y apreciando el cuidado y mimo con el que los lugareños tenían decoradas sus pequeñas tiendas y casas.
La mayoría de las puertas de los hogares de Rupit presentan una inscripción en el dintel de piedra con la fecha de su construcción. Hay casas increíblemente bien conservadas a pesar de contar con más de ¡cuatro siglos de antigüedad!
El atractivo de Rupit es mayúsculo, la sencilla idea de imaginarnos frente a una chimenea en el salón de madera de algunas de sus casitas de piedra nos reconfortaba hasta puntos insospechados.
Algunos de los edificios y lugares con más historia de Rupit son su Iglesia Románica del S. XI, el Fossar -antiguo cementerio- y los restos del castillo medieval de la Familia Cardona, del año 1040 y para cuya construcción se aprovechó la fortificación natural de la roca.
Tras recorrer las zonas más elevadas de Rupit llegamos a la Plaza Mayor. Estaba algo más concurrida -aunque su aspecto nada tenía que ver con el que imaginamos debe presentar en los meses de verano-. Las bajas temperaturas de ese día llevaba a que sólo los más valientes aguantaran en las mesas de las terrazas de los restaurantes. El resto, la inmensa mayoría, se guarecía al abrigo de las tabernas y bares que hay por todo Rupit -nosotras incluidas-. 😉
Saboreando Rupit. ¡A comer!
La hora de picar algo se iba acercando y decidimos probar suerte en la tienda bar Crossas, en cuyo escaparate, plagado de longanizas gigantes, ya nos habíamos fijado con anterioridad. 🙂
Un lugar muy acogedor, de esos en los que las horas vuelan. Y sus embutidos… ¡quitaban el hipo!
¡Muy recomendable!
Tras comprobar el exquisito sabor del queso, los dos tipos de salchichón y el lomo embuchado, centramos nuestros esfuerzos en encontrar un sitio donde seguir saboreando la gastronomía autóctona. Era pleno febrero… ¡¡temporada alta de calÇots!! 🙂
El restaurante Can Marsal destacaba en Trip Advisor de manera sobresaliente. Tanto por su exquisita comida, como por el buen trato y sus precios. Además, ya nos habíamos fijado en él debido a su atrayente cartel que anunciaba que allí había calÇots, jejeje.
Recomendación… Llamar antes para reservar. En fin de semana está hasta la bola, nuestra mesa nos la dieron a las 15:30. 😉
Pedimos una ración de arroz, un crepe de verduras, unos platos de pasta, una sopa de albóndigas, pan tumaca y, por supuesto, ¡unos calÇots!
Qué ricos estaban los calÇots con su salsa romescu, exquisitos. Era la primera vez que los probábamos y ¡¡nos fascinaron!!
Nuestro camarero David fue todo un encanto. Muy amable y atento en todo momento, consiguiendo que pasáramos una cálida y acogedora sobremesa en familia. ¡Gracias!
Y en cuanto al precio… Todo lo comentado anteriormente más dos postres, dos cafés, un refresco, una botella de agua y una de vino por ¡¡72,55 € para 4 personas!! ¿No está mal verdad? 😉
La elección del restaurante había sido más que acertada. La espera había merecido la pena. Sinceramente, de los mejores lugares donde comer en este pueblo atemporal y congelado en el tiempo que tiene por nombre Rupit i Pruit.
En esta visita no tocaba pero sí nos hubiera gustado contar con más tiempo para salir a explorar la exuberante naturaleza que rodea este lugar. ¿Quizás la próxima vez? Seguro.
Hemos estado este firiado y li pasamos pita y aun no me explico como podian edificar estas bellesas de casas y su pueblo en general …su gente amable te hacen sentir en casa su comida exiquita la atancion en el restaurante de lo mejor en fin un acierto haber ido alli repetiremos
Hola Enrique!
No sabes cómo nos alegra que hayas disfrutado de Rupit! Es un pueblo genial, nosotras estuvimos muy muy a gusto!!! ¿Estuviste comiendo en el restaurante Can Marsal del que hablamos en el post 🙂 ?
Un abrazo,
Eli y Mar