Arenas de Cabrales en invierno es sinónimo de relax, buena gastronomía y fotogenia paisajística. Un marco incomparable a las puertas de los Picos de Europa
Eran tales las ganas que teníamos de volver a Arenas de Cabrales que poco nos importó que justo el finde que íbamos a subir -último de enero- hubiera un temporal en la mitad Norte de la Península Ibérica… Las peores previsiones las daban para el sábado, a lo que nosotras pensamos “Total, si nos quedamos sin poder volver a Madrid, pues menudo disgusto…” 😉
Finalmente, el temporal no fue tan duro como se pensaba. Inclusive tuvimos la tremenda suerte de disfrutar de un fabuloso ¡domingo de solazo! 🙂
También estábamos avisadas de que el mes que da inicio al año no es la mejor época para subir al corazón del queso Cabrales. ¿Por qué? Pues, sencillamente, porque en pleno invierno, la actividad turística se paraliza y numerosas casas rurales, negocios locales y empresas de turismo activo, echan el cierre hasta marzo…
Es ahora cuando te estarás preguntando… Entonces ¿No se puede disfrutar de Arenas de Cabrales y su espléndido entorno en pleno invierno? ¡Pues sí y mucho! ¡Y aquí estamos nosotras para demostrártelo! 😉
Arenas de Cabrales en invierno
Al calor de la casita rural El Rabión
Con 6 grados centígrados y una fina, pero costante, lluvia nos recibió Arenas de Cabrales después de casi cinco horas de viaje. Estábamos como locas por refugiarnos en la casita rural que teníamos reservada. El Rabión Casa Vacacional. Una de las muchas casas rurales que Escapada Rural tiene en Asturias.
Un coqueto alojamiento rural con vistas a las montañas que invitaba a entrar y no salir de allí jamás. ¡Hasta las aguas del Arroyo Ribeles pasaban murmullando por detrás de la casa antes de desembocar en el Río Cares! 🙂
¿Y el interior? Salón con estufita de pellet, habitación ambientada en los dormitorios de nuestros abuelos -palangana incluida-, amplia cocina con cafetera y cápsulas Nespresso, baño con jaboncitos artesanales de leche de cabra,… El buen gusto, mimo y cariño de Lorena, la dueña, estaba reflejado en cada detalle. 🙂
Tras sus amables explicaciones, nos instalamos de pleno. Pijama, zapatillitas forradas de borreguito -cortesía de la casa- y directas al sofá. No había segundo que perder. La mantita y la hipnótica llama reclamaban nuestra presencia. 😉 ¡Empezamos a disfrutar de Arenas de Cabrales en invierno!
A golpe de paladar
El sábado amaneció como anocheció el viernes. Un cielo gris, oscuro y amenazante de lluvia. ¿Qué hicimos? Disfrutar de un buen desayuno -bollito asturiano incluido- y sumergirnos en literatura de viaje hasta la hora de la sidrina. 🙂
Pasadas las 12:30 salimos de nuestro refugio y nos fuimos a saludar a nuestro amigo Ito, dueño de la tienda de productos asturianos El Rinconín. Estábamos deseando poderle agradecer en persona sus generosas -y suculentas- Cestas de Navidad. Sí, cestas, en plural, que ya nos ha mandado tres… 🙂 Así que nada, le pegamos un toque y nos fuimos de sifras con él. ¿Se te ocurre forma mejor? 😉
De sidras
Botella de sidra Cortina, ración de Cabrales y un generoso plato de chorizo casero… ¡De auténtico vício! 🙂
Y no pienses que estuvimos en una sidrería o algo parecido. Nada de nada. Estuvimos tan a gustito en el porche de la Cafetería El Desquite, precisamente donde, horas antes, habíamos comprado el delicioso bollito de crema. La simpática Conchi, la dueña, es muy amiga de Ito, por lo que te puedes imaginar lo bien que nos trató… ¡Cómo de la familia! 🙂
Por cierto… Si te gustan los croissants, tienes que probar los que elaboran aquí. ¡Súper tiernos y riquísimos! 😉
A comer
Y, tras el “picoteo”, tocaba el plato fuerte… Ito conocía un rincón gastronómico muy muy especial en la cercana aldea de Camarmeña. La Fuentina. Un restaurante sin adornos, de los de toda la vida y en los que se cocinan auténticos y generosos platos asturianos.
Dicho de otro modo, La Fuentina es un auténtico chigre asturiano.
Por supuesto, nos pareció ¡una estupendísima idea!
La carreterita de acceso hay que tomársela con calma. Eso sí, su ubicación es privilegiada, entre las montañas de los Picos de Europa y con vistas al Naranjo de Bulnes…
¡Nos pusimos finos! Fabadita casera, tortos de cabrales -una especie de masa fina frita con sendos huevos que acompañan de patatas y queso cabrales- y, para rematar, una tartita de queso de las que se pueden comer sin hambre de lo deliciosa que está. 🙂
Una comilona difícil de olvidar en un templo gastronómico que, de no ser por Ito, no hubiéramos conocido… De nuevo ¡¡gracias!!
Como ves, no importa que haya bares cerrados en invierno, otros están ¡muy abiertos! 😉
Entre la nieve
Por supuesto, no todo iba a ser comer en Asturias -o sí-. Para ese mismo día teníamos reservada una actividad de lo más invernal, ¡una raquetada nocturna! Hacía mucho tiempo que nos apetecía pisar nieve bajo la luna y por fin había llegado el momento. Además, esa noche teníamos Luna Llena. 🙂
El inventor de la idea fue Rubén, un amante de la naturaleza al que le chifla organizar actividades. Y sí, también en invierno. 😉 Lorena -nuestra casera- nos puso en contacto con él y, sin pensarlo dos veces, nos unimos a la salida que había programada para el sábado noche.
Entre los coches de los guías, y los nuestros propios, nos pusimos rumbo a Sotres, un pueblecito de montaña arropado por Los Picos de Europa.
Raquetas, bastones, gorros, guantes y luces frontales. Estábamos listas para disfrutar de la nieve bajo la luz de la luna. 😉
La actividad duró algo más de dos horas y, si bien el comienzo fue algo durillo porque había que subir una pendiente hasta la zona de El Caballar, el resto de la ruta circular fue de lo más cómoda.
La experiencia nos pareció fantástica. La luminosidad de la luna era tan intensa que apenas necesitábamos encender las lucecitas frontales. Además, el ritmo lo marcábamos cada uno. No había prisa alguna. Se trataba de dar un relajante paseo y disfrutar de la belleza paisajística del excepcional lugar en el que nos encontrábamos. Si tienes ocasión, te recomendamos que te apuntes a alguna de las salidas. ¡No te arrepentirás! 😉
Aquí tienes su teléfono por si te apetece reservar alguna de las rutas que organiza… Rubén: +34 608 182 242
De ruta por sus joyas naturales
Como te avanzamos hace ya unas líneas, el domingo despertó un día despejado a más no poder y con un infinito cielo azul. ¡No dábamos crédito! ¿Qué hicimos? Salir pitando para los Lagos de Covadonga. Teníamos que aprovechar que no había bancos de niebla…
Lagos de Covadonga
En apenas media hora estábamos en el Real Sitio de Covadonga, un lugar de obligada visita que ya tuvimos el placer de conocer en la escapadita anterior.
Allí tomamos la popular carretera de 13 kilómetros repleta de curvas que discurre entre las majestuosas montañas de los Picos de Europa dejando a su paso una fotogénica e impactante paisajística, máxime cuando la nieve empieza a dejarse ver… ¡Qué gozada! ¡Y qué suerte! Días antes, esta misma carretera estaba cortada por el temporal… 😉
Minutos después, por fin estábamos saludando al Lago Enol y su bonita tonalidad azulada. 🙂
¿Ventajas de subir en invierno? Apenas hay turistas por lo que tienes este lugar tan especial prácticamente para ti solito! 😉
Playa de Gulpiyuri
Con una sonrisa bobalicona pusimos rumbo a nuestro siguiente destino. La Playa de Gulpiyuri. Una playa sin salida al mar que se convierte en piscina natural con marea alta. Uno de los tesoros naturales más fascinantes de Asturias y que llevábamos años queriendo conocer.
¡La teníamos para nosotras solas! Ventaja del invierno. 😉
Nos hubiera gustado recorrer algún pueblito de la costa pero el finde no daba para más… Prometemos volver, en verano o en invierno, y hacer una rutita costera. 😉